PRIMERA PARTE...........
Por consiguiente, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo y santo, aceptable a Dios, éste es el verdadero culto que deben ofrecer. Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto:
LA MOTIVACIÓN suprema para nuestra entrega a Dios es Su Misericordia. Dios no pide emociones sino compromisos. Tomar en serio a Dios, conocerle plenamente, adorarle en verdad tener la suficiente madurez y responder con responsabilidad a ese conocimiento. Veamos la siguiente síntesis:
PRESENTEN: Una vez y para siempre. Nuestra entrega total y ofrendar nuestro sacrificio a Dios.
SUS CUERPOS: El sacrificio solicitado por Dios. La entrega Total. Él examina tu corazón , Dios no invade tu Corazón, lo escudriña y lo limpia. Él quiere que entreguemos nuestros cuerpos a El. Huye de las pasiones juveniles. Aprender el Temor de Dios es no ofenderlo con nuestros actos.
SACRIFICIO: Se refiere literalmente a un sacrificio de los deseos pecaminosos, es decir negarse a las pasiones y obras pecaminosas:
VIVO: Convertidos de verdad, arrepentimiento
SANTO: Separado, por voluntad de Dios, tu no puedes por convicción, por decisión propia, estas incapacitado para hacerlo por ti mismo.
AGRADABLE A DIOS: ¿A quien quieres agradar?
VIVO: Convertidos de verdad, arrepentimiento
SANTO: Separado, por voluntad de Dios, tu no puedes por convicción, por decisión propia, estas incapacitado para hacerlo por ti mismo.
AGRADABLE A DIOS: ¿A quien quieres agradar?
Entrega a la depravación mental |
NO SE CONFORMEN A ESTE MUNDO: No creemos lo que vive este mundo ni nos acomodamos a sus costumbres. No seamos hechos del mismo modo que el mundo es, ¿como es el mundo?
SINO TRANSFORMENSE: Ser cambiados de forma a nuestro Creador, a fondo. Ejemplos de transformaciones para entender la palabra y cumplirla sin miramiento intelectual.
MEDIANTE LA RENOVACION DE SU MENTE: Renovar: tomar una nueva forma o imagen. La única manera de que una transformación o renovación y que esta sea permanente es que se dé desde el interior. Tu mente, tus pensamientos, tus valores, tus prioridades, tus decisiones y la base sobre las cuales las haces tu conducta a seguir. Y requiere vaciar el comportamiento de tu vieja naturaleza para llenarlo de la nueva naturaleza, es ser diferente; la Palabra de Dios y el conocimiento de quien es El. Conocer su voluntad para tu vida. Responder los grandes interrogantes para tomar grandes decisiones. Requiere tiempo, esfuerzo, dedicación y disciplina para establecerte en la Palabra de Dios. PARA QUE COMPRUEBES CUAL SEA LA BUENA VOLUNTAD DE DIOS:
BUENA: Trae vida, justicia y paz
AGRADABLE: A El, al Yo Soy el que Soy
PERFECTA: No se contradice y su Palabra se cumple
En el gobierno moral de Dios, los hombres son considerados como seres sensibles y morales, y la cantidad de sus goces es regulada con referencia a su carácter moral. La adaptación precisa de esto es la provincia de la justicia. En la ceguedad de la depravación humana, los hombres reclaman los goces como un derecho natural, irrespectivo de su conducta y carácter moral. Ellos rechazan el gobierno moral de Dios, y buscan la felicidad en sus propias maneras. Esta es la rebeldía de ellos, y en esto la justicia de Dios se opone a ellos. Aunque hay corazones tan duros que no son afectados por un sentido de la justicia de Dios, una vista correcta de este atributo glorioso y temible inspirará aquél temor de Jehová, cuál es el principio de sabiduría. Una seguridad permanente que un Dios justo esta sentado en el trono del universo, es indispensable al ejercicio propio de la piedad. Al presentar nuestros cuerpos a Dios como un sacrificio vivo y santo se conviertan en instrumentos de justicia, por tanto, el sacrificio no es sólo vivo, sino que se mueve a todas partes y hace cosas en el mundo, lo que no quiero hacer; hacerlo si eso agrada a Dios. Entonces, ¿cómo es nuestro cuerpo un sacrificio? ¿Cómo podemos presentar nuestros cuerpos a Dios como un sacrificio?. El versículo 1 habla de los sacrificios y la adoración; mientras que el 2 nos habla de renovar nuestras mentes y de hacer la voluntad de Dios. La manera explícita en que Pablo nos lo expresa es la repetición de la palabra aceptable en los versículo 1 y 2. Así que es probable que exista un vínculo muy estrecho entre el acto de ofrecer nuestros cuerpos a Dios como un sacrificio aceptable, y el hacer su voluntad, lo cual es aceptable. Es decir el sacrificio de negarme a mi mismo por mi pecado, para hacer de Su voluntad mi ayo; Que se encarga de la custodia o crianza de mi alma, Este sacrificio es aceptable para Dios.
Procedimiento de cómo se obtiene: El primer versículo de este pasaje nos dice que adoración no es sino presentar nuestros cuerpos a Dios como un sacrificio vivo y santo. Adoración es un amor muy profundo, considerar muy buena o agradable una cosa, gustar de algo en extremo. Ahora bien, ¿qué significa En los tiempos bíblicos, un sacrificio?: solía ser un cuerpo muerto, no vivo; así que Pablo usa el término vivo para mostrarnos que se está refiriendo literalmente a un sacrificio humano, es decir negarse a las pasiones y obras pecaminosas, lo que quiere hacer no lo haga, si ofende a Dios. Los sacrificios solían colocarse en el altar, los sacerdotes comían partes de él y ese era el fin del animal. Pero eso no es a lo que Pablo se refiere, porque al menos en tres ocasiones en Romanos 6 (versículos 13, 16 y 19) él habla de presentar nuestros cuerpos a Dios de esta manera, de modo que nuestros miembros o sea, brazos, piernas, ojos, oídos y órganos sexuales, se conviertan en instrumentos de justicia es decir negarse hacer lo malo. Generalmente se entiende por justicia: virtud que inclina a dar a cada uno lo que le pertenece o lo que le corresponde. Como también lo podemos interpretar desde nuestra conciencia lo que debe hacerse según el derecho o la razón. Puniblemente se puede definir como Pena o castigo visto desde la perspectiva de la ley de los hombres, hacer justicia obrar en razón o tratar a alguien según su mérito, aplicar las leyes en los juicios civiles o penales y hacer cumplir las sentencias especialmente cuando hay competencia y disputa. Todo esto resume la justicia vista por el hombre; depende de los valores de una sociedad y de las creencias individuales de cada persona. No hay otra palabra en la Biblia, o en teología, que sea más malentendida y poco apreciada que esta palabra. Pero en ella, está envuelto todo lo que la humanidad ha deseado. La “Justicia Divina” se basa en su misericordia y su gracia, en el perdón y redención, es la posición en la cual estamos limpios ante Dios, como si nunca hubiésemos pecado. Esto significa que desde que Jesús pagó el precio por nuestros pecados, estamos en una nueva posición con Dios para aceptar su justicia por medio del arrepentimiento y entregar nuestra vida a El; como agradecimiento por su justicia, esta la justicia que nos lleva a la salvación como personas que nunca pecaron. Adán trajo la maldición del pecado a toda la humanidad, pero Jesús trajo redención a todo aquel que decida aceptarlo. Nuestra posición de justicia fue restaurada. Cuando vinimos a Jesús, recuperamos nuestra posición de justicia con Dios, nos convertimos en hijos de Dios y fuimos traspasados de la oscuridad a Su glorioso Reino. Colosenses 1:13 “el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo:” Ahora, Dios ya no nos ve como pecadores, Él nos ve a través de la sangre de Jesús, que nos limpia de todo pecado. No somos pecadores limpios, ahora somos hijos de Dios (Juan 1:29). Que con nuestras obras presentemos a Cristo. DIOS ES PERFECTAMENTE JUSTO - "Sí, por cierto, Dios no hará injusticia, Y el Omnipotente no pervertirá el derecho" (Job 34:12); "Porque has hecho mi juicio y mi causa: Sentaste en silla juzgando justicia" (Salmo 9:4); "Para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto. Y que en él no hay injusticia" (Salmo 92:15); "Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios" (Romanos 2:5).
En el gobierno moral de Dios, los hombres son considerados como seres sensibles y morales, y la cantidad de sus goces es regulada con referencia a su carácter moral. La adaptación precisa de esto es la provincia de la justicia. En la ceguedad de la depravación humana, los hombres reclaman los goces como un derecho natural, irrespectivo de su conducta y carácter moral. Ellos rechazan el gobierno moral de Dios, y buscan la felicidad en sus propias maneras. Esta es la rebeldía de ellos, y en esto la justicia de Dios se opone a ellos. Aunque hay corazones tan duros que no son afectados por un sentido de la justicia de Dios, una vista correcta de este atributo glorioso y temible inspirará aquél temor de Jehová, cuál es el principio de sabiduría. Una seguridad permanente que un Dios justo esta sentado en el trono del universo, es indispensable al ejercicio propio de la piedad. Al presentar nuestros cuerpos a Dios como un sacrificio vivo y santo se conviertan en instrumentos de justicia, por tanto, el sacrificio no es sólo vivo, sino que se mueve a todas partes y hace cosas en el mundo, lo que no quiero hacer; hacerlo si eso agrada a Dios. Entonces, ¿cómo es nuestro cuerpo un sacrificio? ¿Cómo podemos presentar nuestros cuerpos a Dios como un sacrificio?. El versículo 1 habla de los sacrificios y la adoración; mientras que el 2 nos habla de renovar nuestras mentes y de hacer la voluntad de Dios. La manera explícita en que Pablo nos lo expresa es la repetición de la palabra aceptable en los versículo 1 y 2. Así que es probable que exista un vínculo muy estrecho entre el acto de ofrecer nuestros cuerpos a Dios como un sacrificio aceptable, y el hacer su voluntad, lo cual es aceptable. Es decir el sacrificio de negarme a mi mismo por mi pecado, para hacer de Su voluntad mi ayo; Que se encarga de la custodia o crianza de mi alma, Este sacrificio es aceptable para Dios.
Dios es Mi Tesoro que Todo Satisface
Por tanto, nuestro culto racional es venir delante de Dios cada día y decirle: «Oh Dios, no existe mayor deseo en mí que aprobar lo que es más digno, valorar aquello que es de más valor, atesorar lo más valioso, admirar lo más hermoso, odiar lo más aborrecible y aborrecer todo lo que no te agrade. Me declaro muerto a todo aquello que es carnal, mundano y nocivo a mi alma. Renuévame, oh mi Dios. Despierta y vivifica en mí la capacidad de verificar lo que es correcto».
Digamos: «Me entrego a ti en cuerpo y alma. Hazme un instrumento de tu gloria en este mundo. Que toda esta renovación que has estado obrando en mi interior salte hacia el exterior. Este es mi culto racional. Para mostrar a este mundo que sólo tú me satisfaces completamente y que eres mi único tesoro».
Que sea esta su oración a Dios. Ahora volvamos al principio. La esencia de la adoración es estar satisfechos en Dios y poner en alta estima a Cristo como nuestro Tesoro. He aquí el verdadero significado de tener una mente renovada. Se percibe, aprueba, atesora, glorifica a Dios y exalta Su voluntad. Y hacer la voluntad de Dios hace que él resplandezca con mucho más fulgor en su gloria. “Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”.(Mateo 5:16) Toda nuestra vida es el resplandor de lo que en verdad apreciamos, valoramos y atesoramos. Por tanto, toda la vida es adoración; ya sea de Dios o de cualquier otra cosa. Así pues, sean transformados mediante la renovación de sus mentes. Glorifiquen a Dios en todo cuanto él hace y en todos sus caminos. Declárense muertos al viejo entendimiento y ofrézcanse a Dios como sacrificios vivos que El pueda usar para mostrarse a este mundo con todo el resplandor de quien es y con todo su valor en sus vidas. Adoren a Dios con todas su vida. El término “la voluntad de Dios” tiene al menos, y posiblemente, tres significados bíblicos. Primero, está la soberana voluntad de Dios, que siempre se cumple sin fallar. Segundo, está la voluntad de Dios revelada en la Biblia —no robarás, no darás falso testimonio contra tu prójimo, no matarás, no codiciarás la mujer de tu prójimo, y no desearás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo— y esta voluntad a menudo no se cumple porque no tiene el poder para cumplirla. Y tercero, está el camino de la sabiduría y de la piedad espontánea —sabiduría, cuando con nuestras mentes renovadas aplicamos conscientemente la Palabra de Dios a circunstancias moralmente complejas; piedad espontánea, cuando vivimos la mayor parte de nuestras vidas sin reflexionar conscientemente acerca de las cientos de cosas que decimos y hacemos todos los días.
Es por esto que la vida cristiana —aunque está totalmente sometida(Romanos 8:7; 10:3), esclavizada (Romanos 6:19, 22), a la voluntad de Dios— aparece descrita en el Nuevo Testamento como una vida radicalmente libre. “Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad” (2da a los Corintios 3:17). “Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud” (Gálatas 5:1). En Cristo somos libres, porque cuando hacemos de corazón lo que amamos hacer, somos libres, si aquello que amamos hacer es lo que debemos hacer. Y ese es el significado de la transformación: cuando somos transformados en Cristo, amamos hacer aquello que debemos hacer. Eso es libertad; 7 Pero si vivimos
en la luz, así como él está en la luz, tenemos comunión unos con otros, y la
sangre de su Hijo Jesucristo nos limpia de todo pecado. 8 Si afirmamos que
no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. 9 Si
confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos
limpiará de toda maldad. 1-Juan 1:7-9. (NVI).
Concluimos que debemos presentar nuestros cuerpos—es decir, toda nuestra vida activa— como un sacrificio vivo, que es nuestro culto racional. De modo que el objetivo de toda la vida es adorar a Dios. O sea, existimos para utilizar nuestros cuerpos —toda nuestra vida— para mostrar el valor de Dios y todo lo que él es para nosotros en Cristo. Ahora sí tiene sentido cuando el versículo 2 dice que para que eso pase, nuestras mentes tienen que ser renovadas ¿Por qué? Porque por naturaleza, nuestras mentes no son mentes que adoren a Dios. Por naturaleza son mentes que nos adoran a nosotros mismos. Ese es el espíritu de nuestras mentes.
Ahora, antes de avanzar hacia el remedio y ver cómo encontrar la renovación de mente que Dios demanda, consideremos otros dos diagnósticos bíblicos para el problema. Vea la forma en que Pedro describe el problema de nuestras mentes en 1ra de Pedro 1:13-14: “Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción […] no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia”. Hay una ignorancia acerca de Dios —una supresión voluntaria de la verdad de Dios (Romanos 1:18) — que nos hace esclavos de muchas pasiones y deseos, las que perderían su poder si conociéramos a Dios como debemos (cf. 1ra a los Tesalonicenses 4:5): “los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia”. Pablo llama a estos deseos, “los deseos engañosos” (Efesios 4:22). Estos son deseos que arruinan la vida, destruyen la adoración, y obtienen su poder y vitalidad del engaño de nuestras mentes. Hay una clase de conocimiento de Dios —una renovación de mente— que nos transforma por que nos libera del engaño y del poder de los deseos extraños.
Concluimos que debemos presentar nuestros cuerpos—es decir, toda nuestra vida activa— como un sacrificio vivo, que es nuestro culto racional. De modo que el objetivo de toda la vida es adorar a Dios. O sea, existimos para utilizar nuestros cuerpos —toda nuestra vida— para mostrar el valor de Dios y todo lo que él es para nosotros en Cristo. Ahora sí tiene sentido cuando el versículo 2 dice que para que eso pase, nuestras mentes tienen que ser renovadas ¿Por qué? Porque por naturaleza, nuestras mentes no son mentes que adoren a Dios. Por naturaleza son mentes que nos adoran a nosotros mismos. Ese es el espíritu de nuestras mentes.
Ahora, antes de avanzar hacia el remedio y ver cómo encontrar la renovación de mente que Dios demanda, consideremos otros dos diagnósticos bíblicos para el problema. Vea la forma en que Pedro describe el problema de nuestras mentes en 1ra de Pedro 1:13-14: “Por tanto, ceñid vuestro entendimiento para la acción […] no os conforméis a los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia”. Hay una ignorancia acerca de Dios —una supresión voluntaria de la verdad de Dios (Romanos 1:18) — que nos hace esclavos de muchas pasiones y deseos, las que perderían su poder si conociéramos a Dios como debemos (cf. 1ra a los Tesalonicenses 4:5): “los deseos que antes teníais en vuestra ignorancia”. Pablo llama a estos deseos, “los deseos engañosos” (Efesios 4:22). Estos son deseos que arruinan la vida, destruyen la adoración, y obtienen su poder y vitalidad del engaño de nuestras mentes. Hay una clase de conocimiento de Dios —una renovación de mente— que nos transforma por que nos libera del engaño y del poder de los deseos extraños.
El otro diagnostico bíblico está en Efesios 4:17-18:
“ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente, 18 entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa
de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón”. Aquí Pablo nos lleva más
profundo que Pedro. Él penetra por debajo de la “vanidad de la mente”, del
“entenebrecimiento del entendimiento”, de la “ignorancia” voluntaria, y dice
que todo tiene sus raíces en el “endurecimiento de sus corazones”. Aquí está la
enfermedad más profunda, que infecta todo lo demás. Cuando suprimimos
mentalmente la verdad libertadora, lo hacemos por la dureza de nuestro
corazón. Nuestros duros corazones no se subyugarán a la supremacía de
Cristo, y por tanto nuestras mentes ciegas no podrán ver la supremacía de
Cristo (cf. Juan 7:17). En la segunda parte tendremos que aclarar este tema y preguntarnos a qué se refiere Pablo en Romanos 12:2.
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