MONOGRAFIA: LA VERDAD DE LA MUERTE Y EL DUELO.
CAPITULO VII
En este capítulo nos referimos el caso de la
persona que rechaza la vida en Cristo y su obra redentora, su destino es la
muerte final; dejo en claro que no es
una religión ni tampoco una creencia cultural es un hecho real la persona de Jesús
el Mesías, el Cristo, Yahshua, o Yehoshua. Recuerde que sólo nuestro rechazo
consciente, definitivo y libre, podría ser un obstáculo, que le podría impedir
a ese Dios que es Amor, - y que por consiguiente siempre respeta y respetará la
libertad del ser humano -, sólo eso le podría impedir hacer eficaz su Voluntad
de hacernos vivir en plenitud eternamente... Sólo eso nos podría impedir de
germinar; sólo eso podría hacer que la semilla se pudriera totalmente en
tierra, al impedir que el amor del Padre Dios llegue a hacernos germinar,
crecer, florecer y dar fruto... Eso sería lo que algunos textos del Nuevo
Testamento llaman “la segunda muerte”, se condeno, la muerte definitiva...Yahveh respeta
y respetará siempre nuestra libertad, precisamente porque nos ama y nos
trata como sus criaturas suyas, y no como objetos... Dios respeta y
respetará nuestra libertad y nuestra elección, porque una vida impuesta no
sería ya vida, ni sería soportable para nosotros... Dios respeta y respetará
nuestra libertad, porque sin libertad no hay posibilidad de una relación de
amor... Por respeto, amor y por su Naturaleza perfecta HaShem se deja
limitar por nuestra propia libertad; y se atreve a correr el riesgo de que nos
cerremos a la fuerza de su amor que nos hace ser y vivir... (¡hasta tal punto
nos ama y nos respeta!)... “Te pongo delante vida o muerte, bendición o
maldición. Escoge la vida, para que vivas, tú y tu descendencia” (Dt 30, 19). Creo que nadie puede jactarse de que sabe todo lo
que sucederá después de la muerte, sólo sabemos lo que la Biblia dice, y tiene
que ser suficiente. La mayoría de las perspectivas del mundo deben aceptar la
creencia en la vida después de la muerte sobre la base de una fe no
comprobada, pero la esperanza cristiana tiene una particular certeza por dos
razones: la resurrección de Cristo y el testimonio de la Palabra de Dios. La
Biblia ofrece la visión verídica de lo que sucede después de la muerte. Sin
embargo, muchos cristianos están equivocados con respecto a su interpretación
de la vida después de la muerte. Algunos creen que se convierten en ángeles,
otros creen que entran en un estado de "sueño del alma", mientras que
aun otros creen que estarán flotando en las nubes tocando el arpa. En este
artículo consideraremos algunos de los conceptos populares erróneos de lo que
hay más allá de la tumba, e intentaremos percibir lo que enseña la Biblia.
Tanto la muerte física, como la
resurrección son debido a factores independientes de nosotros. Por
causa del pecado nacemos con el genotipo deformado de
la separación de Dios; El hombre amputado, la
muerte degenera. Si morimos por el pecado de Adán, de la misma manera sin
nuestro propio merito somos resucitados por el otro Adán, el Cristo. Pero para entender esta transformación, primero veamos qué es lo que sale
de nuestro cuerpo cuando pasamos al estado de muerte física. Lo que sale del
cuerpo físico es “El Alma” es una parte inherente del ser humano; el termino alma o ánima (del latín anima) se
refiere a un principio o entidad inmaterial e invisible que posee los
seres vivos el cual los seres animados estaban dotados de movimiento propio. Según
los registros bíblicos, en los capítulos uno y dos del Génesis. Es la principal
cualidad identificadora del movimiento en la materia viviente, haciendo de ella
un no-moviente (inerte) a un moviente, independiente del desplazamiento ajeno. Como
entidad, es un individuo, es un ser espiritual único, no hay gemelos ni clones,
es único en su creación es la identidad del individuo. Si se refiere a los seres humanos; dentro del contexto religioso
y filosófico, el alma sería el “componente” natural (el espíritu es el
sobrenatural) de un ser espiritual. Gracias al alma el hombre es capaz de
instintos, sentimientos, emociones, pensamientos y decisiones libres, así como
de volver sobre sí mismo (auto conciencia). Es la
fuerza que impulsa al cerebro a pensar; El proceso de pensamiento es un medio
de planificar la acción y de superar los obstáculos entre lo que hay y lo que
se proyecta, es aquello que se trae a la realidad por medio de la actividad
intelectual. Por eso, puede decirse que los pensamientos son
productos elaborados por la mente, que hace parte del alma (Su alma está
formada por su mente, su voluntad y sus emociones); Nos referimos a la mente como nuestros pensamientos, a la voluntad como las decisiones que tomamos
y a las emociones como nuestros sentimientos,
tiene que ver también con la interacción entre la mente y
personalidad activa de un individuo, a saber: "la vida". Así que el Alma se define por la interacción inseparable de
3 movimientos en la materia viva que lo integran: La Mente/Corazón (principio psicológico consciente-inconsciente
del Yo mismo [movimiento pneumático]), la Sangre (principio del cuerpo animal o
carnal [movimiento linfático]) y la Vida (principio de la actividad-hábito
[movimiento dinámico]). Sin estos tres, el alma está Muerta. Reforzando la valoración ética desde la
parte más delicada del alma (mente/corazón) hasta la parte más resistente
de ella (la vida). De esta
interpretación nace la importancia de valorar el alma humana, ya
que es parte de la imagen y semejanza a
Dios. DIOS DA TANTO VALOR A LOS ALMAS DE LOS HOMBRES que envió a Su
Hijo para que muriera en la cruz a fin de que los hombres pudieran ser salvos.
Cuando comprendamos cuán preciosas son todas las personas para Dios, haremos
todo lo posible por ganarlas para Cristo. “El
que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no
verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él “(Juan 3:36). Cuando
abordamos la cuestión de la salvación hay una
cosa que es de importancia que debemos conocer, que es, la diferencia entre el
espíritu y alma. De acuerdo con I Tesalonicenses 5:23 las Escrituras retratan
el hombre como poseyendo tres elementos importantes: "...espíritu, y alma
y cuerpo... ". Hablando resumidamente digo que el espíritu En hebreo "re´ach" (Ruáh) y en griego
"pneu´ma", es la facultad
a través de la cual el hombre está apto para tener una relación con Dios;
es la imagen y semejanza completa de Dios Yahveh, de esencia, sustancia divina,
que lo hace persona espiritual y la cual
ninguno de los animales posee. En libro 1 Tesalonicenses de la biblia nos
confirma lo dicho por medio de este versículo 5:23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro
Señor Jesucristo”.
El concepto de salvación
eterna, salvación celestial o salvación espiritual hace
referencia a la salvación del alma, por la cual
el alma se libraría de la muerte (condenación eterna).
En soteriología ninguna religión habla de salvación y vida eterna,
es un concepto vitalmente importante en varias religiones. El cristianismo acepta la salvación
como la liberación de la esclavitud del pecado y de la condenación y
muerte, resultando en la vida eterna con Dios dentro de
su Reino. El sacrificio de Cristo hace que se le
denomine Salvador. La salvación del alma y del cuerpo se
consideran inseparablemente al llegar la resurrección, del mismo modo a como
el alma pasa a ser sinónimo de persona. Así ocurre con la señal
de socorro en código Morse denominada SOS; que, con mayor o
menor fundamento, suele comúnmente considerarse la sigla en inglés de save our souls -salvad nuestras
almas. Considere esto! Quizás el versículo más familiar y más frecuentemente
citado de la Biblia no es comprendido. Juan 3:16 dice: “Porque tanto amó Dios
al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida
eterna” [Biblia de Jerusalén]. Millones citan este versículo mientras
ignoran uno de sus puntos clave. Al volver a leerlo. ¡Note que reproduce
exactamente Romanos 6:23! Porqué la paga del Pecado es
muerte, MIENTRAS Que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús,
Nuestro Señor. Esta vez, la vida eterna es contrastada con perecer —
muerte. La palabra griega traducida
como perezca es apólumi y significa: “destruir completamente, morir, perder, perecer”. No hay
duda de lo que estas palabras significan. A aquellos quienes reciben salvación
se les promete que “no perecerán” ¡sino “tendrán vida eterna”! Si el infierno es un lugar de tortura eterna, entonces las
personas que allí sufren tienen vida eterna. Pero el versículo dice
“no perezca” y no “no sufra vida eterna en tormento”. La mayoría de
los cristianos profesos creen que poseen un alma
inmortal. A ellos les ha sido enseñado que los muertos van ya sea al
cielo o al infierno. Pero, ¿es eso cierto? La frase “alma inmortal”, no se
encuentra ni una sola vez en toda la Biblia, a pesar de que la palabra “alma” es usada aproximadamente 1600 veces, y
“espíritu” más de otras 1000 veces. Ni una en esas 2600 veces se le llama al
alma inmortal. La Biblia siempre dice que el hombre es mortal (Job 4:17); Y en
todo momento afirma que la inmortalidad se recibe solamente de Cristo. La idea
de un infierno que
siempre arde es inseparable de la idea que todos los seres humanos tienen almas
inmortales. ¿Es esto lo que Dios dice? En Génesis 1:17. La palabra “morirás”
del hebreo (mut), se usa en la Biblia en tres sentidos: Muerte espiritual
pecado Adán. Muerte temporal = cuerpo (soma); Estos dos sucesos forman la
primera muerte. Muerte eterna = el alma y el cuerpo; segunda muerte. La Biblia apoya la
interpretación según la cual en la muerte del cuerpo, el espíritu/el alma sale
al Hades o al paraíso para esperar allí la resurrección y el juicio; muerte final.
Y según el profeta Daniel "Y muchos de los que duermen en el polvo
de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y
confusión perpetua" (Dan.12:2). La palabra "los que duermen" se
ha traducido de la palabra de hebreo cuyo verdadero significancia es dormir. La
Biblia no hace en ninguna parte diferencia entre el sueño de los buenos y de
los malos. Ambos duermen. El cuerpo
sí, el espíritu/el alma no, porque el
creyente va al cielo! Y el incrédulo al infierno. Recuerda que Yeshua fue a prepararnos
lugar en el cielo! (ver Jn.14:3) La palabra dormir incluye también
la idea de despertar o sea resucitar. Así, David vio el día en que se vería la cara del Señor
cuando despierte a la semejanza del Señor (Sal.17:15). El profeta
Isaías presenta un mensaje lleno de esperanza: "Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. !!Despertad y
cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la
tierra dará sus muertos." (Is.26:19). La mayoría de las personas no
entiende la relación entre los hombres físicos y las almas. A usted
probablemente le fue enseñado que todos los seres humanos nacen con un alma
inmortal. La creencia común es que tras la muerte, las almas de los pecadores
que no se arrepintieron van al infierno para siempre. Pero, si la paga del
pecado es muerte, ¿cómo es que la Biblia también puede enseñar que
las personas tienen un alma que es inmortal? Génesis 2:7 declara: “Formó, pues, el Eterno Dios al
hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fue el hombre
en alma viviente” (Reina Valera 1909). Este versículo no
dice que los hombres tienen almas. Aquí dice que son almas.
Adán se convirtió en un alma — a él no
le fue dada un alma. Entonces, casi de inmediato, Dios le advirtió: “Y mandó el Eterno Dios al hombre,
diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia
del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Gen 2 vs. 16-17). La
palabra hebrea aquí también significa “destruir”. Al ser colocados juntos,
estos versículos expresan claramente que los hombres son almas ¡y que
las almas pueden morir! El profeta Ezequiel fue inspirado a escribir (dos
veces): “el alma que pecare, esa morirá” (18:4, 20). La muerte es la ausencia de vida. Es
la interrupción — cesación — de la vida. La muerte no es vida en otro lugar. No
es dejar “esta vida” por “otra vida” — en la “siguiente vida”. Además,
considere Mateo 10:28: “Y no temáis a los
que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar;
temed más bien a aquel [Dios] que puede destruir
el alma y el cuerpo en el infierno”. ¡La Biblia dice que las almas pueden ser destruidas! De
acuerdo con este versículo, éstas pueden ser destruidas tanto como pueden serlo
los cuerpos. Nadie duda que todos los cuerpos mueran eventualmente. Cuando
lo hacen, estos también se descomponen y con “destruidos” completamente debido
al proceso natural de corrupción. Este versículo presenta el hecho de que Dios
hace la destrucción de las
almas en el infierno! Es potestad de Dios. Los cuerpos pueden morir y ser destruidos de
muchas maneras diferentes. Sin embargo, las almas son destruidas en el infierno
por Dios en el juicio final, la segunda muerte. He aquí lo que el profeta
Malaquías escribió acerca del estado final de los malvados, quienes han sido
destruidos en el infierno: “Porque he
aquí, viene el día ardiente como un horno, y todos los soberbios y todos los
que hacen maldad serán estopa; aquel día que vendrá los abrasará, ha
dicho el Eterno de los ejércitos, y no les dejará ni raíz ni rama. Más a
vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas
traerá salvación; y saldréis, y saltaréis como becerros de la manada. Hollaréis
a los malos, los cuales serán ceniza bajo las plantas de vuestros pies, en
el día en que yo actúe, ha dicho el Eterno de los ejércitos” (Mal. 4:1-3).
Los muertos estarán tan completamente “muertos”, que será
como si ellos jamás hubieran existido. Concluyo esta parte; para los no
creyentes la resurrección será la resurrección de condenación; la segunda
muerte, (resurrección es tener un cuerpo físico después de haber muerto) mientras
para los que han creído en Cristo, será la resurrección de vida (Jn.5:29). Los que han sido despertados
para la resurrección de condenación experimentarán entonces la muerte final, lo que significa la
pérdida irrevocable de toda la vida y la existencia (Mt.10:28 Mal.4:1, Ap.20:14). El concepto de "la muerte final o la
segunda muerte" aparece en la Biblia solo cuatro veces y todos en el
Apocalipsis: "El que venciere, no sufrirá daño de la
segunda muerte." (Ap.2:11) "Bienaventurado y santo el que tiene
parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre
éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil
años." (Ap.20:6) "Y
la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego”. Esta es la muerte
segunda." (Ap.20:14) "Pero
los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y
hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago
que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda." (Ap.21:8)
En el momento de la muerte física, el alma se separa del cuerpo y entra
de inmediato a la presencia del Señor. Miremos una vez más las palabras de
Pablo en 2 Corintios 5:8, que dice: "Así
que nos mantenemos confiados y preferiríamos ausentarnos de este cuerpo y vivir
junto al Señor". El alma en el
cielo se perfecciona en santidad de Dios y desaparece por completo nuestra
antigua naturaleza pecaminosa. Como se señaló anteriormente, Hebreos 12:23
menciona "los espíritus de los
justos que han llegado a la perfección". Los seres espirituales (alma)
de los santos están en el cielo y han llegado a la perfección. La lucha contra
el pecado que describió Pablo y en la cual participan todos los cristianos
finaliza para siempre cuando, después de la muerte, entramos en nuestra
condición glorificada. No permaneceremos para siempre en el reino de los cielos
como alma sin cuerpo. En el tiempo establecido por Dios
habrá una resurrección final donde el espíritu se unirá al cuerpo resucitado.
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