05 septiembre 2020

LOS PSICÓLOGOS ORIENTADORES; "CONSEJEROS POR EXCELENCIA"

 

Llamados a pensar y actuar con integridad

Por: Carlos A Venegas M. ps 

Esta página se actualizó  julio 2020.

En el anterior artículo referente a “la profesión de la medicina”  hemos dejado en claro que el profesional de la salud es un consejero más, llamado a servir con integridad en base al amor a nuestros semejantes. Cuando se refieren a profesionales de la salud se piensa que son los que atienden cualquier dolencia en el cuerpo, pero en esta nota me refiero también a los que estamos en el área de salud mental, al fin somos también profesionales de la salud; pero en el área mental y porque no decir holísticamente. 
Muchas de las enfermedades sintomáticas tienen su origen emocional psicosomático por lo tanto hoy en día se debe trabajar en equipo de salud integral interdisciplinario. Este artículo lo he titulado llamados a ser; consejeros por excelencia; es decir a pensar y actuar con integridad. Nuestra profesión está muy cuestionada en algunos sectores de la sociedad dado la imagen distorsionada que se tienen y que algunos charlatanes han contribuido en la misma, pasándose por consejeros o psicólogos. El propósito es que este escrito se una voz de alerta y de despertar la  conciencia para cambiar la imagen desacreditada que se tiene de esta profesión.
La psicología es el estudio de cómo viven las personas, ¿por qué hacen lo que hacen? y que se puede hacer para ayudarlas, como vivir mejor. Es muy importante entender que cuando hablamos de la psicología no estamos hablando acerca de un cuerpo coherente de conocimientos científicos, sino de un amplio rango de opiniones y teorías. Se estima que existen hoy más de 250 grandes filosofías psicológicas y miles de sistemas dentro de estas. Claro las muchas teorías están a menudo en conflicto. Así, cuando hablamos de psicología tenemos que aclarar de cuál sistema estamos hablando. Aunque existen muchos sistemas psicológicos, los tres más grandes son el psicoanálisis, el conductismo, y el humanismo. Estos temas, por cierto, se tratan más profundamente por las Escrituras Bíblicas (teología) en ellas está el fundamento, pero los psicólogos cristianos minimizan esta verdad, haciendo que su servicio carezca de integridad negándose a ser Consejeros por excelencia.
El panorama. La psicología como ciencia es una de las invenciones culturales más importantes del siglo XX, aunque todo psicólogo fecha el nacimiento de ésta con Wilhelm Wundt (1832-1894), dada su calidad de fundador de la psicología como ciencia experimental y como disciplina académica formal, al impartir por primera vez la asignatura de psicología fisiológica en 1867 y fundar en 1879 el primer laboratorio formal de psicología en Leipzig. Sin embargo, el campo profesional de la psicología no sólo se ha conformado con base en su desarrollo interno y disciplinar, sino también en sus posibilidades de intervención, de acuerdo con problemáticas objetivas que demandan solución. También se ha visto influido y determinado por condiciones externas o ajenas al desarrollo científico del mismo. Así, dadas las características de su desarrollo y sus significativas aportaciones en los diferentes ámbitos en que se desarrolla la actividad humana, cuando se analiza a la psicología como profesión, la literatura al respecto da cuenta del cuestionamiento histórico y persistente que se hace sobre su estatus profesional, al ser caracterizada por la ambigüedad e indeterminación de su práctica profesional, y al parecer se responsabiliza a sus propios profesionales de haber instituido socialmente una identidad difusa, indiferenciada o incierta, a partir de la cual se le atribuyen diferentes roles, estereotipos, imágenes o atributos profesionales.  (Lafarga, 1977; Millán, 1982; Preciado y Rojas, 1989; Ribes, 1984; Almeida et al., 1989; Castaño, 1989; Lara, 1989; Herrera, 1993; Covarrubias, 2003; Zanatta y Yurén, 2012).

La sociedad tiene una imagen estereotipada de la psicología, atribuyen su reconocimiento o desconocimiento social al capital cultural, social y económico de las personas. En este sentido, nos preguntamos: ¿qué imagen social se tiene de la psicología o del psicólogo en nuestra sociedad actual? La mayoría de entendidos en la materia piensa que el psicólogo carga con los estereotipos que la sociedad le ha asignado, que van desde el rechazo hasta la desvalorización de sus funciones, por lo que consideran que existe todavía una imagen social pobre y distorsionada de la psicología. El principal problema de la psicología radica en que hay un gran desconocimiento por parte de la sociedad acerca de sus funciones y los ámbitos laborales donde puede insertarse, o bien, desvalorizan su actuación al compararla con profesiones con mayor estatus o prestigio social. Observamos que para el común de las personas existe una falta de legitimidad social de la psicología en el contexto americano al atribuirle una serie de roles sociales estereotipados y reduccionistas, que reflejan ser tipificaciones en las que existe un desconocimiento social de sus prácticas profesionales y de sus diferentes ámbitos de inserción, por lo que no se alude a un "deber ser o hacer" de la profesión, sino más bien, se distorsionan y desorientan sus verdaderos saberes y prácticas profesionales. Dentro de este contexto la psicología no ha alcanzado la autoridad profesional que le corresponde como profesión.

De forma muy relacionada con las representaciones anteriores, al psicólogo inmediatamente lo relacionan con un psicoanalista, principalmente por la influencia de los medios de comunicación, últimamente se ha ido aceptando un poco más al “psicólogo” ya se oye más por ejemplo en la televisión programas o secciones donde presentan un psicólogo; es común que las personas le asignen al psicólogo poderes mágicos, con capacidad de "adivinar" lo que las personas son y hacen, la idea se originó por medio de programas tanto de radio como televisión vendiendo esta imagen distorsionada y facilista. Dada esta imagen se concibe como una profesión que no requiere mayor preparación, cuya actuación profesional no conlleva mayor impacto. Esta imagen se debe a que los mismos medios de comunicación han dado una imagen distorsionada al presentar motivadores de superación personal, astrólogos, espiritistas y hasta ocultistas como profesionales de Psicología. También hay quien señala que el reconocimiento profesional de la psicología es muy limitado por su asociación exclusiva con el ámbito clínico: "La psicología es demasiado clínica, ¿no?" (E2TMV, p.3). O bien que el problema tiene que ver con la forma en que el psicólogo se relaciona con otros profesionistas, con quienes adopta una actitud de superioridad.


Debemos marcar nuestra identidad profesional. Para levantar la imagen de nuestra profesión; Si concebimos, al igual que Elliot (1975), que la identidad profesional es la imagen que el individuo tiene de sí mismo en el desarrollo de la profesión; El que anda en integridad y hace justicia, Y habla verdad en su corazón. (Salmo 15, 1-2), es que andar en integridad es algo que todo ser humano debería hacerlo, algunos piensan que es algo relativo, circunstancial, que es algo de su vida personal.  Ser íntegro cuesta y es en todas las áreas de la vida, las concepciones o representaciones de todo profesional son basadas en sus creencias que forma su carácter. Del mismo modo que sobre su imagen social, se construyen, reconstruyen o repasan el significado de su profesión como resultado de sus experiencias profesionales como de su vida privada en los contextos de su formación profesional. Y es que hablar de integridad es también referirnos a la honestidad, son valores que hoy en día en la posmodernidad no se inculca ni en núcleo familiar como tampoco en las aulas académicas. Dado que la honestidad y la integridad son dos cualidades que siempre están asociadas, muchas personas asumen que la honestidad y la integridad son lo mismo. Sin embargo, existe una diferencia distintiva entre honestidad e integridad. La honestidad se refiere a la sinceridad o veracidad. Mientras La integridad tiene un significado mucho más profundo, que abarca la honestidad y la solidez moral y en quien eres. Este es la diferencia principal Entre la honestidad y la integridad. Aunque una persona con integridad por si es honesta, pero no todas las personas honestas pueden actuar con integridad. No es la profesión la que hace al individuo sino el individuo es el que le da dignidad y honra a su profesión, no es válido que se garantice asumir con  integridad su profesión u oficio en haberse capacitado en las mejores instituciones académicas. Se considera que la integridad es un estado del ser humano en el cual tiene toda la entereza mental, física y espiritual, cuando tiene una coherencia entre lo que dice y lo que hace. Un ser humano es íntegro cuando es correcto basándose en sus creencias, actúa de manera firme y correcta. La honestidad puede definirse como libre de engaño, veraz o sincera. En resumen, una persona honesta no dice mentiras; Él siempre dice la verdad. Sin embargo, la calidad de la honestidad por sí sola no indica que una persona sea correcta. La integridad incluye tener temor de ofender a Dios, y de no violar sus mandamientos, actuando de acuerdo con este código incluso cuando sea difícil o inconveniente hacerlo. Una persona con integridad siempre admitiría sus errores y sería confiable, sincero y firme. Si una persona está actuando de acuerdo con sus creencias y su código moral, está actuando con integridad. En caso específico de nuestra profesión es de asumir esa integridad para ser Luz de esperanza en la psicología, no eres lo que piensas que eres, sino lo que haces, eso eres y para poder vivirlo  debemos de recibir a Jesucristo en nuestro corazón, teniendo el poder de su presencia podemos lograr esa luz de transformación;  “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto”. Rom 12:2. Al asumir esta posición estamos formándonos en alguien con integridad va a ser aquel que es todo lo que una persona debe ser. No falta nada de lo que constituye una persona de confianza. La integridad no es algo que tenemos por la naturaleza. Es algo que tenemos que aprender. Muy afortunadas son las personas cuyos padres les corrigieron y les enseñaron buenas normas. Ellos llegan a la madurez mental con actos de honestidad y vestigios de integridad ya incorporada en su vida. Igual nos queda formarnos académicamente con integridad y esa formación solo se puede lograr en el ámbito sobrenatural para hacerlo natural en cada uno de nosotros. Proverbios 11:3 dice "La integridad de los rectos los encaminará."  

A continuación nos preguntamos  ¿cuál es el papel que debemos desarrollar como  psicólogos que es el consejero por excelencia? La psicología se ha caracterizado por intensos conflictos teóricos, éticos y políticos que han dado lugar a ganadores y a perdedores: a quienes pueden mantenerse dentro de la academia y a quienes deben mantenerse fuera de ella. Por lo tanto podemos decir que un estudiante que se acerca a la disciplina de la “Psicología” entra en contacto con cada “ganador local” (pero temporal) de este tipo de conflictos teóricos, éticos y políticos se ha desarrollado una variedad de teorías que nos lleva a una pluralidad en la unidad del caos. El profesional  de esta generación se está formando con un pensamiento multidimensional y con el reconocimiento del hombre como un ser complejo que es una característica de la modernidad. El pensamiento premoderno se considera portador de la verdad, la que es  tenida como algo absoluto. La arrogancia es la marca de la premodernidad, en la cual no escapan la psicología, algunos hacen sugerencias e hipótesis sin tener respaldo de un método científico de manera que Ser psicólogo no solo consiste en poseer determinado tipo de informaciones, con las técnicas correspondientes, sino también en algo mucho más profundo, hay un texto bíblico que dice 1Tes 5:21  Examinadlo todo;  retened lo bueno. Las corrientes psicológicas son las grandes exponentes de teorías clásicas de la psicología. Cada una ha sido muy influyente, sin embargo, la mayoría de los psicólogos sostienen puntos de vista eclécticos que combinan aspectos de cada escuela. Pero hay que tener cuidado, pues examinar todo para encontrar algo que funcione puede ser dañino para la salud espiritual tanto del facultativo como en el paciente. Lo cierto es que un cristiano genuino es dirigido por el Espíritu Santo para rechazar cualquier cosa mundana, sin ponerse a probar y a “discernir”. Para lograr como psicólogo en ser consejero por excelencia debe tener en cuenta las tres reglas éticas fundamentales: confidencialidad, veracidad y fidelidad. La relación de ayuda, en donde se da la confesión, el respeto, la seguridad, intimidad, privacidad; implica la norma ética de confidencialidad, es decir, la protección de toda información considerada secreta. 

Como ser una persona con un conjunto de características espirituales, cognoscitivas, afectivas y sociales que le promuevan hacia una intención personalizada, haciéndole capaz de interaccionar con sus pacientes, de manera que estos puedan confiar sin tener por qué temer. Tengamos en cuenta los siguientes observaciones:

Dentro de nuestra intención como psicólogos debe llevar implícito el deber de hacer bien o al menos el de no perjudicar (Beneficencia).

Asimismo, debería ser una actitud intencional basada en el derecho a ser respetado en las decisiones que la persona toma sobre sí mismo sin perjudicar a otros (Autonomía).

Por otro lado, actuar mediante el imperativo moral que nos obliga a la igual consideración y respeto por todos los seres humanos, evitando así, todo tipo de discriminación y promoviendo el principio de Justicia. 

Respecto a las reglas éticas de veracidad y fidelidad, señalar que deben estar presentes en nuestra actitud amorosa (respeto, dignidad) como psicólogos. El deber de veracidad se deriva de la de fidelidad a los acuerdos, con lo que todo profesional, en su intención con el paciente, debe evitar cualquier tipo de engaño o ambigüedad en cuanto a los objetivos propuestos, haciendo todo lo posible para que su actuación no induzca a malentendidos. Dada nuestra intención ante la situación del paciente deberemos guardar la fidelidad a las promesas hechas, llevándolas a cabo con determinadas conductas técnicas y éticas.

Asimismo, no deberíamos confundir " promesa" con " propósito". Ya que este último implica la voluntad de tener un determinado comportamiento, sin que ello genere una obligación. Por el contrario, el que no cumple una promesa puede ser culpable de perjudicar al otro, debido a las decisiones que puede tomar como consecuencia de la promesa. Es decir, cuando prometemos que haremos algo en relación con el paciente, nuestra intención provoca una confianza cierta, por el hecho de que se afirma como verdadera y prometida.

La intencionalidad está determinada por la actitud sana que mantenga, y esta última determina la acción. Por lo tanto, sin intencionalidad no hay actitud ni acción, convirtiéndose cada paciente en un número más. Por el contrario, si en la relación de ayuda definimos nuestra intencionalidad, de forma personalizada y guiada por el poder del Espíritu Santo en el caso de los consejeros “creyentes en Cristo”, tendremos una actitud positiva que nos llevara a realizar las acciones necesarias para la consecución de los objetivos. Estando siempre atentos a la evolución del problema para modificar los objetivos si es necesario.

Que nos queda por hacer….En el campo de la psicología se ha definido la ética como el estudio de las suposiciones, paradigmas y perspectivas asumidas por la profesión, las cuales se piensa ayudarán a distinguir entre lo bueno y lo malo, y en última instancia, a realizar juicios morales. La característica principal que esta formulación ha provocado es el desarrollo y diseminación de códigos de ética en aquellos lugares del mundo donde la psicología ha sido reglamentada por legislación o colegiatura. Fundamentalmente, estos códigos pretenden enseñar la forma en que el grupo de asociados define sus responsabilidades especiales hacia otros y hacia el resto del orden social en el que ellos trabajan.  A su vez, intentan servir como una guía mínima en la resolución de los problemas que confronten los miembros como lo mencionaba anteriormente desarrollado una variedad de teorías que nos lleva a una pluralidad en la unidad del caos. Donde vivimos en una sociedad de violencia. “Al desconocer el fundamento de la verdad como seres creados con cuerpo alma y espíritu” 

Y esto es una realidad a pesar de todas aquellas declaraciones posmodernistas de sociólogos, psicólogos y demás que quieren hacer creer que sí, que efectivamente hemos avanzado mucho en la escala de valores e igualdad de una libertad que la humanidad se ha puesto como meta: La posmodernidad  es la época de disolución de todos los fundamentos, y la presentación de lo que se ha dado en llamar el pensamiento débil; un pensamiento sin presupuestos fijos en ningún terreno, en oposición al pensamiento "fuerte" proveniente de la modernidad y de la era de la ciencia y el deber. En eso está basado los planes educacionales y sus consiguientes reformas apuntan en su esencia a conseguir el hombre nuevo por sus propios medios. Y en esto están actuando como actores principales en la sociedad una gran mayoría de  profesionales de la psicología con sus teorías e hipótesis, algunos están convencidos que pueden hacer que las personas logren ese cambio, cuando la verdad es que ellos mismo como seres humanos no han logrado llegar a esa meta del hombre nuevo. Ellos mismos son cautivos de sus propios razonamientos, viviendo en oscuridad y cobijados con sus temores. La prueba está como asumen su vida como pareja, familia y en la sociedad.

Para finalizar este apartado, implica una reconceptualizacion profunda de la vinculación entre ciencia y sociedad, a la luz de las condiciones económico-sociales y políticas. El ´último elemento que nos resta considerar, en la configuración de crisis de la psicología, es el status de ciencia de la disciplina psicológica. Comparativamente, la disciplina psicológica es una ciencia inmadura respecto de los modelos que ha querido imitar, a saber: física, química y biología. Síntomas de su inmadurez son:

a) la convivencia de varias “teorías” contradictorias que luchan por hegemonizar el conjunto sin lograrlo;

b) sus discrepancias epistemológicas en relación a su objeto de estudio. El psicoanálisis insiste en preponderar el inconsciente, el conductismo la conducta, el cognoscitivismo la cognición, etc.;

c) discrepancias metodológicas. Los experimentalistas de todas las tendencias insisten dar prioridad y socializar el “método experimental”, los psicoanalistas el análisis interpretativo, los piagetianos el “método clínico”, etc.;

d) “cientificismo” de las teorías psicológicas. Aunque la mayoría de los teóricos de la psicología proclaman que su disciplina es una ciencia natural, la verdad es que pocas teorías alcanzan tal status en alguna de sus partes. Por ejemplo: los conductistas se reclaman como científicos, simplemente porque emplean el “método” de las ciencias naturales. Cuando en realidad han sido incapaces de “reconstruir un ´árbol con el aserrín que han acumulado. Mientras que el psicoanálisis de Freud, que también se reclama como ciencia natural, en realidad seria difícil de ser distinguido como ciencia natural o social.” Parafraseando a Timpanaro (1977) “. . . exceptuando algunas conquistas científicas geniales, pero bastante circunscritas, el psicoanálisis no es una ciencia ni natural ni humana, sino una confesión que la burguesía hace a si misma de su propia infelicidad-maldad, con toda la agudeza amarga y, al mismo tiempo, toda la ceguera no solo ideológica sino en ámbito espiritual de una clase en decadencia”.

Finalmente los teóricos del cognoscitivismo también reclaman a su ciencia como natural, aunque también rehúyen al encuentro con el hombre de carne y hueso, optando por su representación en computadoras. Pomposamente llamaban a su ciencia “Psicología del procesamiento humano de información.”

Podríamos resumir este apartado con la siguiente frase: “La inteligencia y el ser social del hombre históricamente determinados han resistido los embates del psicoanálisis, el conductismo y el cognoscitivismo computarizado.” Se reconoce que es necesario un tratamiento exhaustivo de este tema, pero ´este no es nuestro objetivo. Lo que interesa, en este caso, es mostrar que la psicología se encuentra, si no en crisis, por lo menos en una marcada desarticulación teórica, lo que contribuye a que en esta disciplina se inserten ideologías oscuro proceder. Es evidente la contribución de este factor a la configuración de crisis de la psicología en continente americano. 

CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS Después de una extensa investigación, se llega al punto de partida con los elementos suficientes, para reafirmar la crisis por la que atraviesa la psicología aplicada. Los síntomas fundamentales son:

1. Desvinculación histórica de la psicología respecto de las necesidades sociales e históricamente determinadas de nuestra cultura.

2. Predominio de intereses grupales de los docentes de la psicología, en la determinación de los objetivos profesionales, educativos y de investigación.

3. Desfasamiento e incoherencia de los currículos de psicología, no sólo en relación a las necesidades sociales, sino también en referencia al mercado de trabajo.

4. Pobreza en la investigación teórica y tecnológica realizada en las instituciones de psicología.

5. Mercado de trabajo deformado y saturado.

6. Bajo nivel académico en las instituciones de enseñanza e investigación de la psicología.

7. Confusión teórica y práctica en las escuelas y facultades de psicología. Ante la ausencia de alternativas y la falta de imaginación creadora, varios colegas han buscado salidas conciliatorias a las crisis; unos recurriendo a las modas psicológicas francesas (freudo-marxismo; estructuralismo marxista, etc.); otros desenvainan la espada de Democles contra lo ideológico de las teorías psicológicas (Molina, 1980); y la mayoría complaciente se dedica a la reproducción enajenada de la psicología clínica tradicional, de las novedosas mezclas terapéuticas “cognitivo-conductuales”.

 Si en realidad se desea resolver la crisis de la psicología aplicada, ahora exacerbada por la crisis económica mundial, hay que afrontar todos y cada uno de los puntos antes mencionados de una manera democrática. Si no resolvemos los problemas apuntados a través de la participación democrática de todos los sectores involucrados en la enseñanza y la investigación de la psicología, correremos el grave riesgo histórico de contribuir al hundimiento definitivo de esta profesión. Ninguno de los grupos de psicólogos constituidos en sociedades, consejos, asociaciones o personajes notables de la psicología, cuentan con legitimidad social del conjunto de psicólogos de cada país. Por lo tanto, sus propuestas no pueden pasar de ser meras opiniones, en tanto no exista una organización a la par de la OMS.
 Los psicólogos podemos dar un gran impulso a transformaciones de la vida social en cada uno de nuestros pueblos dirigidas a reivindicar su dignidad y a construir formas de desarrollo comunitario y de convivencia donde predomine la justicia, la equidad, la fraternidad, la libertad y la democracia verdadera. Debe brindarse reconocimiento y difusión a los psicólogos latinoamericanos y a las entidades de psicología que destaquen por su contribución científica y profesional, especialmente aquellos que hagan propuestas originales relevantes para las culturas y pueblos de este continente. “La desgracia del psicólogo es que nunca está seguro de hacer ciencia y cuando la hace nunca está seguro de que ´esta sea psicología.” (POLITZER, 1928)
Conclusiones; El psicólogo tiene una enorme responsabilidad y, por ello, debe ser consciente en cuanto a las técnicas y a su intencionalidad, ya que sus teorías acertadas o no, pueden tener el carácter de visionario que se auto cumple. Aquella actitud amorosa que asumimos puesta en marcha de manera consciente o intencionalidad que se tiene con el paciente se refuerza de manera saludablemente positiva, inconsciente o conscientemente, lo cual lleva a un aumento de motivación y de autoeficacia, teniendo así más probabilidad de suceder. En este trabajo se hace notar dos observaciones para la superación de la crisis de la psicología en el pos-pandemia, pasaría por dos momentos fundamentales: 
primero la asimilación crítica de los avances científico tecnológico de la disciplina psicológica, vía su contrastación práctico-social en nuestra realidad. 
Segundo, construcción de un marco teórico y metodológico propio y acorde a las características económicas, sociales y políticas de cada región, que habrá de resultar de la acción comprometida de los psicólogos en la problemática que les corresponde.

El propósito de este escrito es llevarnos a la exhortación para ser formados como Consejeros,  que nos brindemos la oportunidad de cambiar nuestra manera de pensar como seres humanos y caminemos por el único  sendero espiritual, como seres creados para poder llegar a la perfección en Cristo Jesús. No nos olvidemos que todo consejero debe primero asumir estas palabras con convicción e integridad del corazón  “no me adapto (no me conformo) al pensamiento de este mundo, sino me transformó mediante la renovación de mi mente, a través del conocimiento de la Palabra de Dios para comprobar cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable (agradable) y perfecto, cumpliendo esta consigna podremos ser útiles a la sociedad posmoderna. Recordemos la integridad no es algo que tenemos por la naturaleza. Es algo que tenemos que aprender. Y la fuente del conocimiento y sabiduría está en Dios Jehovah. Si lo desconocemos seremos uno más de profesionales que deambulan por la sociedad probando, manipulando, engañando a todo incauto que se nos presente.

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