En el anterior
artículo referente a “la profesión de la medicina” hemos dejado en claro
que el profesional de la salud es un consejero más, llamado a servir con integridad
en base al amor a nuestros semejantes. Cuando se refieren a profesionales de la
salud se piensa que son los que atienden cualquier dolencia en el cuerpo, pero en
esta nota me refiero también a los que estamos en el área de salud mental, al
fin somos también profesionales de la salud; pero en el área mental y porque no decir holísticamente.
Muchas de las enfermedades sintomáticas tienen su origen
emocional psicosomático por lo tanto hoy en día se debe trabajar en equipo de
salud integral interdisciplinario. Este artículo lo he titulado llamados a ser; consejeros por excelencia;
es decir a pensar y actuar con integridad. Nuestra profesión está muy
cuestionada en algunos sectores de la sociedad dado la imagen distorsionada que
se tienen y que algunos charlatanes han contribuido en la misma, pasándose por
consejeros o psicólogos. El propósito es que este escrito se una voz de alerta
y de despertar la conciencia para
cambiar la imagen desacreditada que se tiene de esta profesión.
La psicología
es el estudio de cómo viven las personas, ¿por qué hacen lo que hacen? y que se
puede hacer para ayudarlas, como vivir mejor. Es muy importante entender que
cuando hablamos de la psicología no estamos hablando acerca de un cuerpo
coherente de conocimientos científicos, sino de un amplio rango de opiniones y
teorías. Se estima que existen hoy más de 250 grandes filosofías psicológicas y
miles de sistemas dentro de estas. Claro las muchas teorías están a menudo en
conflicto. Así, cuando hablamos de psicología tenemos que aclarar de cuál
sistema estamos hablando. Aunque
existen muchos sistemas psicológicos, los tres más grandes son el
psicoanálisis, el conductismo, y el humanismo. Estos temas, por cierto,
se tratan más profundamente por las Escrituras Bíblicas (teología) en ellas está el fundamento,
pero los psicólogos cristianos minimizan esta verdad, haciendo que su servicio
carezca de integridad negándose a ser Consejeros por excelencia.
El panorama. La psicología como ciencia es una de las invenciones
culturales más importantes del siglo XX, aunque todo
psicólogo fecha el nacimiento de ésta con Wilhelm Wundt (1832-1894), dada su
calidad de fundador de la psicología como ciencia experimental y como disciplina académica formal, al impartir por primera
vez la asignatura de psicología fisiológica en 1867 y fundar en 1879 el primer
laboratorio formal de psicología en Leipzig. Sin embargo, el campo profesional
de la psicología no sólo se ha conformado con base en su desarrollo interno y
disciplinar, sino también en sus posibilidades de intervención, de acuerdo con problemáticas objetivas
que demandan solución. También se ha visto influido y determinado por
condiciones externas o ajenas al desarrollo científico del mismo. Así, dadas las características de su desarrollo y sus
significativas aportaciones en los diferentes ámbitos en que se
desarrolla la actividad humana, cuando se analiza a la psicología como profesión,
la literatura al respecto da cuenta del cuestionamiento histórico y persistente que se hace sobre su estatus profesional, al
ser caracterizada por la ambigüedad e indeterminación de su
práctica profesional, y
al parecer se responsabiliza a sus propios profesionales de haber instituido
socialmente una identidad difusa, indiferenciada o incierta, a partir de
la cual se le atribuyen diferentes roles, estereotipos, imágenes o atributos
profesionales. (Lafarga, 1977; Millán,
1982; Preciado y Rojas, 1989; Ribes, 1984; Almeida et al., 1989;
Castaño, 1989; Lara, 1989; Herrera, 1993; Covarrubias, 2003; Zanatta y Yurén,
2012).
La
sociedad tiene una imagen estereotipada de la psicología, atribuyen su
reconocimiento o desconocimiento social al capital cultural, social y económico
de las personas. En este sentido, nos preguntamos: ¿qué imagen social se
tiene de la psicología o del psicólogo en nuestra sociedad actual? La mayoría de entendidos en la materia piensa que el
psicólogo carga con los estereotipos que la sociedad le ha asignado, que
van desde el rechazo hasta la desvalorización de sus funciones, por lo que
consideran que existe todavía una imagen social pobre y distorsionada
de la psicología. El
principal problema de la psicología radica en que hay un gran desconocimiento
por parte de la sociedad acerca de sus funciones y los ámbitos laborales donde
puede insertarse, o bien, desvalorizan su actuación al compararla con
profesiones con mayor estatus o prestigio social. Observamos que para el común
de las personas existe una falta de legitimidad social de la psicología en el
contexto americano al atribuirle una serie de roles
sociales estereotipados y reduccionistas, que reflejan ser tipificaciones en las que existe un
desconocimiento social de sus prácticas profesionales y de sus diferentes
ámbitos de inserción, por lo que no se alude a un "deber ser o hacer" de la profesión, sino más bien, se
distorsionan y desorientan sus verdaderos saberes y prácticas profesionales. Dentro de este contexto la psicología no
ha alcanzado la autoridad profesional que le corresponde como profesión.
De forma
muy relacionada con las representaciones anteriores, al psicólogo
inmediatamente lo relacionan con un psicoanalista, principalmente por la influencia
de los medios de comunicación, últimamente se ha ido aceptando un poco más al “psicólogo” ya se oye
más por ejemplo en la televisión programas o secciones donde presentan un
psicólogo; es común que las personas le asignen al psicólogo poderes mágicos,
con capacidad de "adivinar" lo que las personas son y hacen, la idea
se originó por medio de programas tanto de radio como televisión vendiendo esta
imagen distorsionada y facilista. Dada esta imagen se concibe como una
profesión que no requiere mayor preparación, cuya actuación profesional no
conlleva mayor impacto. Esta imagen se debe a que los mismos medios de
comunicación han dado una imagen distorsionada al presentar motivadores de
superación personal, astrólogos, espiritistas y hasta ocultistas como
profesionales de Psicología. También hay quien señala que el
reconocimiento profesional de la psicología es muy limitado por su asociación
exclusiva con el ámbito clínico: "La psicología es demasiado clínica,
¿no?" (E2TMV, p.3). O bien que el problema tiene que ver con la forma en
que el psicólogo se relaciona con otros profesionistas, con quienes adopta una
actitud de superioridad.
Debemos marcar nuestra identidad profesional.
Para levantar la imagen
de nuestra profesión; Si concebimos, al igual que Elliot (1975), que la identidad
profesional es la imagen que el individuo tiene de sí mismo en el desarrollo de
la profesión; El que anda en integridad y hace justicia, Y
habla verdad en su corazón. (Salmo 15, 1-2), es que andar en integridad es
algo que todo ser humano debería hacerlo, algunos piensan que es algo relativo,
circunstancial, que es algo de su vida personal. Ser íntegro cuesta y es en todas las áreas de
la vida, las concepciones o representaciones de todo profesional son basadas
en sus creencias que forma su carácter. Del mismo modo que sobre su imagen
social, se construyen, reconstruyen o repasan el significado de su profesión como
resultado de sus experiencias profesionales como de su vida privada en los
contextos de su formación profesional. Y es que hablar de integridad es también referirnos a la honestidad, son valores que hoy en día en la posmodernidad no se
inculca ni en núcleo familiar como tampoco en las aulas académicas. Dado que la
honestidad y la integridad son dos cualidades que siempre están asociadas,
muchas personas asumen que la honestidad y la integridad son lo mismo. Sin
embargo, existe una diferencia distintiva entre honestidad e integridad. La
honestidad se
refiere a la sinceridad o veracidad. Mientras La integridad tiene un significado mucho más profundo, que
abarca la honestidad y la solidez moral y en quien eres. Este es
la diferencia principal Entre la honestidad y la integridad. Aunque
una persona con integridad por si es honesta, pero no todas las personas
honestas pueden actuar con integridad. No es la profesión la que hace al
individuo sino el individuo es el que le da dignidad y honra a su profesión, no
es válido que se garantice asumir con
integridad su profesión u oficio en haberse capacitado en las mejores
instituciones académicas. Se considera que la integridad es un estado del ser
humano en el cual tiene toda la entereza mental, física y espiritual, cuando
tiene una coherencia entre lo que dice y lo que hace. Un ser humano es íntegro cuando es correcto basándose en sus creencias, actúa de manera firme y
correcta. La honestidad puede definirse como libre de engaño, veraz o sincera.
En resumen, una persona honesta no dice mentiras; Él siempre dice la verdad.
Sin embargo, la calidad de la honestidad por sí sola no indica que una persona
sea correcta. La integridad incluye tener temor de ofender a Dios, y de no
violar sus mandamientos, actuando de acuerdo con este código incluso cuando sea
difícil o inconveniente hacerlo. Una persona con integridad siempre admitiría
sus errores y sería confiable, sincero y firme. Si una persona está actuando de
acuerdo con sus creencias y su código moral, está actuando con integridad. En
caso específico de nuestra profesión es de asumir esa integridad para ser Luz
de esperanza en la psicología, no eres lo que piensas que eres, sino lo que haces, eso
eres y para poder vivirlo debemos
de recibir a Jesucristo en nuestro corazón,
teniendo el poder de su presencia podemos lograr esa luz de transformación; “Y no vivan ya como vive todo el mundo. Al contrario, cambien de
manera de ser y de pensar. Así podrán saber qué es lo que Dios quiere, es
decir, todo lo que es bueno, agradable y perfecto”. Rom 12:2. Al asumir esta posición estamos
formándonos en alguien con integridad va a ser aquel que es todo lo
que una persona debe ser. No falta nada de lo que constituye una persona de
confianza. La integridad no es algo que tenemos por la naturaleza. Es algo
que tenemos que aprender. Muy afortunadas son las personas cuyos padres les
corrigieron y les enseñaron buenas normas. Ellos llegan a la madurez mental con
actos de honestidad y vestigios de integridad ya incorporada en su vida. Igual
nos queda formarnos académicamente con integridad y esa formación solo se puede
lograr en el ámbito sobrenatural para hacerlo natural en cada uno de
nosotros. Proverbios 11:3 dice "La integridad de los rectos los
encaminará."
A continuación nos preguntamos ¿cuál es el papel que debemos desarrollar
como psicólogos que es el consejero por excelencia? La
psicología se ha caracterizado por intensos conflictos teóricos, éticos y
políticos que han dado lugar a ganadores y a perdedores: a quienes pueden
mantenerse dentro de la academia y a quienes deben mantenerse fuera de ella.
Por lo tanto podemos decir que un estudiante que se acerca a la disciplina
de la “Psicología” entra en contacto con cada “ganador local” (pero temporal)
de este tipo de conflictos teóricos, éticos y políticos se ha desarrollado una
variedad de teorías que nos lleva a una pluralidad en la unidad del
caos. El profesional de esta generación se está formando con un
pensamiento multidimensional y con el reconocimiento del hombre como un ser
complejo que es una característica de la modernidad. El pensamiento premoderno
se considera portador de la verdad, la que es tenida como algo absoluto.
La arrogancia es la marca de la premodernidad, en la cual no escapan la
psicología, algunos hacen sugerencias e hipótesis sin tener respaldo de un
método científico de manera que Ser psicólogo no solo consiste
en poseer determinado tipo de informaciones, con las técnicas correspondientes,
sino también en algo mucho más profundo, hay un texto bíblico que dice 1Tes 5:21 Examinadlo todo; retened lo bueno. Las corrientes
psicológicas son las grandes exponentes de teorías clásicas de
la psicología. Cada una ha sido muy influyente, sin embargo, la mayoría de
los psicólogos sostienen puntos de vista eclécticos que combinan
aspectos de cada escuela. Pero hay que tener cuidado, pues examinar todo para
encontrar algo que funcione puede ser dañino para la salud espiritual tanto del
facultativo como en el paciente. Lo cierto es que un cristiano genuino es
dirigido por el Espíritu Santo para rechazar cualquier cosa mundana, sin
ponerse a probar y a “discernir”. Para lograr como psicólogo en ser
consejero por excelencia debe tener en cuenta
las tres reglas éticas fundamentales: confidencialidad, veracidad y
fidelidad. La relación de ayuda, en donde se da la
confesión, el respeto, la seguridad, intimidad, privacidad; implica la norma
ética de
confidencialidad, es decir, la protección de toda información
considerada secreta.
Como ser una persona con un conjunto de
características espirituales, cognoscitivas, afectivas y sociales que le
promuevan hacia una intención personalizada, haciéndole capaz de
interaccionar con sus pacientes, de manera que estos puedan confiar sin tener
por qué temer. Tengamos en cuenta los siguientes observaciones:
Dentro de nuestra intención como psicólogos debe
llevar implícito el deber de hacer bien o al menos el de no perjudicar
(Beneficencia).
Asimismo, debería ser una actitud
intencional basada en el derecho a ser respetado en las decisiones que
la persona toma sobre sí mismo sin perjudicar a otros (Autonomía).
Por otro lado, actuar mediante el imperativo moral que nos obliga a la igual consideración y respeto
por todos los seres humanos, evitando así, todo tipo de discriminación y
promoviendo el principio de Justicia.
Respecto a las reglas éticas de veracidad y fidelidad,
señalar que deben estar presentes en nuestra actitud amorosa (respeto, dignidad)
como psicólogos. El deber de veracidad
se deriva de la de fidelidad a los acuerdos, con lo que todo
profesional, en su intención con el paciente, debe evitar cualquier tipo de
engaño o ambigüedad en cuanto a los objetivos propuestos, haciendo todo lo
posible para que su actuación no induzca a malentendidos. Dada nuestra
intención ante la situación del paciente deberemos guardar la fidelidad a
las promesas hechas, llevándolas a cabo con determinadas conductas
técnicas y éticas.
Asimismo, no deberíamos confundir "
promesa" con " propósito".
Ya que este último implica la voluntad de tener un determinado
comportamiento, sin que ello genere una obligación. Por el contrario, el que no
cumple una promesa puede ser culpable de perjudicar al otro, debido a las
decisiones que puede tomar como consecuencia de la promesa. Es decir, cuando
prometemos que haremos algo en relación con el paciente, nuestra intención
provoca una confianza cierta, por el hecho de que se afirma como verdadera y
prometida.
La intencionalidad
está determinada por la actitud sana que
mantenga, y esta última determina la acción. Por lo tanto, sin intencionalidad
no hay actitud ni acción, convirtiéndose cada paciente en un número más. Por el
contrario, si en la relación de ayuda definimos nuestra intencionalidad, de
forma personalizada y guiada por el poder del Espíritu
Santo en el caso de los consejeros “creyentes en Cristo”,
tendremos una actitud positiva que nos llevara a realizar las acciones
necesarias para la consecución de los objetivos. Estando siempre atentos a la
evolución del problema para modificar los objetivos si es necesario.
Que nos
queda por hacer….En el campo de la psicología se ha definido la ética como el estudio de las suposiciones, paradigmas y
perspectivas asumidas por la profesión, las cuales se piensa ayudarán a distinguir
entre lo bueno y lo malo, y en última instancia, a realizar juicios morales. La
característica principal que esta formulación ha provocado es el desarrollo y
diseminación de códigos de ética en aquellos lugares del mundo donde la
psicología ha sido reglamentada por legislación o colegiatura.
Fundamentalmente, estos códigos pretenden enseñar la forma en que el grupo de
asociados define sus responsabilidades especiales hacia otros y hacia el resto
del orden social en el que ellos trabajan. A su vez, intentan servir como
una guía mínima en la resolución de los problemas que confronten los
miembros como lo mencionaba anteriormente desarrollado una variedad de
teorías que nos lleva a una pluralidad en la unidad del caos. Donde vivimos en
una sociedad de violencia. “Al desconocer el fundamento de la verdad como seres creados con cuerpo
alma y espíritu”
Y esto es una realidad a pesar de
todas aquellas declaraciones posmodernistas de sociólogos, psicólogos y demás
que quieren hacer creer que sí, que efectivamente hemos avanzado mucho en la
escala de valores e igualdad de una libertad que la humanidad se ha puesto como
meta: La posmodernidad es la época de disolución
de todos los fundamentos, y la presentación de lo que se ha dado
en llamar el pensamiento débil; un pensamiento sin presupuestos fijos en ningún
terreno, en oposición al pensamiento "fuerte" proveniente de la
modernidad y de la era de la ciencia y el deber. En eso está basado los planes educacionales y sus
consiguientes reformas apuntan en su esencia a conseguir el hombre nuevo por
sus propios medios. Y en esto están actuando como actores principales en la
sociedad una gran mayoría de profesionales de la psicología con sus teorías
e hipótesis, algunos están convencidos que pueden hacer que las personas logren
ese cambio, cuando la verdad es que ellos mismo como seres humanos no han
logrado llegar a esa meta del hombre nuevo. Ellos mismos son cautivos de sus
propios razonamientos, viviendo en oscuridad y cobijados con sus temores. La
prueba está como asumen su vida como pareja, familia y en la sociedad.
Para finalizar este apartado, implica una
reconceptualizacion profunda de la vinculación entre ciencia y sociedad, a la
luz de las condiciones económico-sociales y políticas. El ´último elemento que
nos resta considerar, en la configuración de crisis de la psicología, es el
status de ciencia de la disciplina psicológica. Comparativamente, la disciplina
psicológica es una ciencia inmadura respecto de los modelos que ha querido
imitar, a saber: física, química y biología. Síntomas de su inmadurez son:
a) la convivencia de varias “teorías”
contradictorias que luchan por hegemonizar el conjunto sin lograrlo;
b) sus discrepancias epistemológicas en relación a
su objeto de estudio. El psicoanálisis insiste en preponderar el inconsciente,
el conductismo la conducta, el cognoscitivismo la cognición, etc.;
c) discrepancias metodológicas. Los
experimentalistas de todas las tendencias insisten dar prioridad y socializar
el “método experimental”, los psicoanalistas el análisis interpretativo, los
piagetianos el “método clínico”, etc.;
d) “cientificismo” de las teorías psicológicas.
Aunque la mayoría de los teóricos de la psicología proclaman que su disciplina
es una ciencia natural, la verdad es que pocas teorías alcanzan tal status en
alguna de sus partes. Por ejemplo: los conductistas se reclaman como
científicos, simplemente porque emplean el “método” de las ciencias naturales.
Cuando en realidad han sido incapaces de “reconstruir un ´árbol con el aserrín
que han acumulado. Mientras que el psicoanálisis de Freud, que también se
reclama como ciencia natural, en realidad seria difícil de ser distinguido como
ciencia natural o social.” Parafraseando a Timpanaro (1977) “. . . exceptuando
algunas conquistas científicas geniales, pero bastante circunscritas, el
psicoanálisis no es una ciencia ni natural ni humana, sino una confesión que la
burguesía hace a si misma de su propia infelicidad-maldad, con toda la agudeza
amarga y, al mismo tiempo, toda la ceguera no solo ideológica sino en ámbito
espiritual de una clase en decadencia”.
Finalmente los teóricos del cognoscitivismo también
reclaman a su ciencia como natural, aunque también rehúyen al encuentro con el
hombre de carne y hueso, optando por su representación en computadoras.
Pomposamente llamaban a su ciencia “Psicología del procesamiento humano de
información.”
Podríamos resumir este apartado con la siguiente
frase: “La inteligencia y el ser social
del hombre históricamente determinados han resistido los embates del psicoanálisis,
el conductismo y el cognoscitivismo computarizado.” Se reconoce que es necesario un tratamiento exhaustivo de este tema,
pero ´este no es nuestro objetivo. Lo que interesa, en este caso, es mostrar
que la psicología se encuentra, si no en crisis, por lo menos en una marcada desarticulación
teórica, lo que contribuye a que en esta disciplina se inserten ideologías oscuro
proceder. Es evidente la contribución de este factor a la configuración de
crisis de la psicología en continente americano.
CONCLUSIONES Y PERSPECTIVAS Después
de una extensa investigación, se llega al punto de partida con los elementos
suficientes, para reafirmar la crisis por la que atraviesa la psicología aplicada. Los síntomas fundamentales
son:
1. Desvinculación histórica de la psicología
respecto de las necesidades sociales e históricamente determinadas de nuestra cultura.
2. Predominio de intereses grupales de los docentes
de la psicología, en la determinación de los objetivos profesionales,
educativos y de investigación.
3. Desfasamiento e incoherencia de los currículos
de psicología, no sólo en relación a las necesidades sociales, sino también en
referencia al mercado de trabajo.
4. Pobreza en la investigación teórica y tecnológica
realizada en las instituciones de psicología.
5. Mercado de trabajo deformado y saturado.
6. Bajo nivel académico en las instituciones de enseñanza
e investigación de la psicología.
7. Confusión teórica y práctica en las escuelas y
facultades de psicología. Ante la ausencia de alternativas y la falta de imaginación
creadora, varios colegas han buscado salidas conciliatorias a las crisis; unos
recurriendo a las modas psicológicas francesas (freudo-marxismo;
estructuralismo marxista, etc.); otros desenvainan la espada de Democles contra
lo ideológico de las teorías psicológicas (Molina, 1980); y la mayoría
complaciente se dedica a la reproducción enajenada de la psicología clínica
tradicional, de las novedosas mezclas terapéuticas “cognitivo-conductuales”.
Si en realidad se desea resolver la crisis de la psicología
aplicada, ahora exacerbada por la crisis económica mundial, hay que afrontar
todos y cada uno de los puntos antes mencionados de una manera democrática. Si
no resolvemos los problemas apuntados a través de la participación democrática
de todos los sectores involucrados en la enseñanza y la investigación de la psicología,
correremos el grave riesgo histórico de contribuir al hundimiento definitivo de
esta profesión. Ninguno de los grupos de psicólogos constituidos en sociedades,
consejos, asociaciones o personajes notables de la psicología, cuentan con
legitimidad social del conjunto de psicólogos de cada país. Por lo tanto, sus
propuestas no pueden pasar de ser meras opiniones, en tanto no exista una organización
a la par de la OMS.
Los psicólogos podemos dar un gran impulso a
transformaciones de la vida social en cada uno de nuestros pueblos dirigidas a
reivindicar su dignidad y a construir formas de desarrollo comunitario y de
convivencia donde predomine la justicia, la equidad, la fraternidad, la
libertad y la democracia verdadera. Debe brindarse reconocimiento y difusión a
los psicólogos latinoamericanos y a las entidades de psicología que destaquen
por su contribución científica y profesional, especialmente aquellos que hagan
propuestas originales relevantes para las culturas y pueblos de este
continente. “La desgracia del psicólogo es que nunca está seguro de hacer
ciencia y cuando la hace nunca está seguro de que ´esta sea psicología.”
(POLITZER, 1928)
Conclusiones; El psicólogo tiene una enorme
responsabilidad y, por ello, debe ser consciente en cuanto a las técnicas y a
su intencionalidad, ya que sus teorías acertadas o no, pueden tener el carácter
de visionario que se auto cumple. Aquella actitud amorosa que asumimos puesta
en marcha de manera consciente o intencionalidad que se tiene con el paciente
se refuerza de manera saludablemente positiva, inconsciente o conscientemente,
lo cual lleva a un aumento de motivación y de autoeficacia, teniendo así más
probabilidad de suceder. En este trabajo se hace notar
dos observaciones para la superación de la crisis de la psicología en el
pos-pandemia, pasaría por dos momentos fundamentales:
primero la asimilación crítica de
los avances científico tecnológico de la disciplina psicológica, vía su
contrastación práctico-social en nuestra realidad.
Segundo, construcción de un
marco teórico y metodológico propio y acorde a las características económicas,
sociales y políticas de cada región, que habrá de resultar de la acción
comprometida de los psicólogos en la problemática que les corresponde.
El propósito
de este escrito es llevarnos a la exhortación para ser formados como
Consejeros, que nos brindemos la
oportunidad de cambiar nuestra manera de pensar como seres humanos y caminemos
por el único sendero espiritual, como seres creados para poder llegar a
la perfección en Cristo Jesús. No nos olvidemos que todo consejero debe primero
asumir estas palabras con convicción e integridad del corazón “no me adapto (no me conformo) al pensamiento de este
mundo, sino me transformó mediante la renovación de mi mente, a
través del conocimiento de la Palabra de Dios para comprobar cuál es la
voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable (agradable) y perfecto, cumpliendo
esta consigna podremos ser útiles a la sociedad posmoderna. Recordemos la
integridad no es algo que tenemos por la naturaleza. Es algo que tenemos que
aprender. Y la fuente del conocimiento y sabiduría está en Dios
Jehovah. Si lo desconocemos seremos uno más de profesionales que deambulan por
la sociedad probando, manipulando, engañando a todo incauto que se nos
presente.
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