LA 'GENERACIÓN "Y' ES FACILISTA,EGOÍSTA Y SUPERFICIAL,PERO ¿ NOS SALVARÁ? |
El libro que lleva el título "La Ciencia y la Vida" refleja las conversaciones de dos sabios, Valentín Fuster y José Luis Sampedro, quienes coinciden en que 'la sociedad actual está enferma y al borde del infarto'. El libro es fruto del intercambio de sus ideas, de las que se desprende una visión de una sociedad en 'decadencia y declive' por su egoísmo, si bien Fuster aventaja en 'optimismo' al autor de 'La Sonrisa Etrusca' que, sin más, vaticina apocalipticamente que el mundo 'se desmorona'. 'Esto se está desmoronando y me alegro', aseveró Sampedro, para agregar que el mundo está recibiendo 'avisos tremendos' de que la situación es 'insostenible si se sigue haciendo lo mismo' y de que 'no puede continuar y, de hecho, no continuará'.
La raíz del problema radica en que el hombre de estos tiempos cree que es 'alma y cuerpo, como el jinete y el caballo', cuando en realidad esto es 'falso' y 'somos centauros'. 'Lo que ocurre en mi mente ocurre en mi cuerpo; mi cuerpo es yo y se resiste a seguir adelante con las fantasías de los que quieren más de lo mismo', sentenció. El director del Instituto Cardiovascular del hospital Monte Sinaí de Nueva York comentó que aunque él estudia 'datos cuantificables' es el 'espíritu' quien tiene la 'última palabra' para arreglar esto; porque el mundo espiritual es más real que el físico. Es lo que 'nos separa de los animales' y la respuesta a los problemas tendrá que venir de valores como el honor, la sabiduría, la responsabilidad gobernado por el amor de Dios, abundó. El científico Fuster mostró especial preocupación por la juventud a la que sólo le interesa 'disfrutar y vivir al día', hallando 'valor' para existir sólo en 'los pocos amigos que tienen'.Apostó por crear el 'incentivo' necesario para dar a los jóvenes motivos para el esfuerzo y la creación, como ocurrió en Florencia con los Médicis y su apoyo a los que se atrevieron a innovar. Para el científico, la enfermedad de la humanidad es 'el egoísmo, el egocentrismo y la envidia'. A Fuster le quita el sueño la jubilación de los mayores porque no entiende eso de que se retiren, por ejemplo a Florida, como 'si no tuvieran otra cosa que hacer', cuando hace falta 'personal con sabiduría que ayude' a seguir construyendo el mundo. Se ha perdido la intencionalidad de hacer un mundo mejor', lamentó el investigador, a quien Sampedro aclaró que él no era 'pesimista' sino, más bien, 'realista'.
Las Santas Escrituras nos han advertido por los siglos que los seres humanos se apartarían de los valores de Dios y establecerían sus propios valores. Según el Espíritu de Dios esos días serían peligrosos, “También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios…” (2 Timoteo 3:1-2).
Las Santas Escrituras nos han advertido por los siglos que los seres humanos se apartarían de los valores de Dios y establecerían sus propios valores. Según el Espíritu de Dios esos días serían peligrosos, “También debes saber que en los últimos días vendrán tiempos peligrosos. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, avaros, jactanciosos, soberbios…” (2 Timoteo 3:1-2).
El cineasta Patrice Leconte en su nueva película, "No molestar" el retrato de un mundo cínico y egoísta, “donde cada vez pensamos más en nosotros mismos” Ha dicho que su personaje es un gran egoísta aunque fuera un egoísta grande o pequeño, sí es un tipo al que vemos todos los días y que se parece a todos nosotros. Aunque no era la principal intención de la película, sí hay en ella un mensaje de una sociedad falsa, en la que la gente de clase social alta no mira jamás alrededor y a menudo se sorprende de que todo el mundo no se parezca a ellos. porque esta historia refleja el mal del siglo XXI, el egoísmo, el hecho de que la gente cada vez más piensa solo en sí misma, cada vez somos más egoístas. Nos invaden el egoísmo y la soledad. Lo cierto es que “El egoísmo es el mal del siglo XXI”. Técnica y existencialmente eso se llama YOÍSMO. Es la NEGACIÓN más brutal del sistema de poder mundial que controla el mundo globalizado más allá de mi propia circunstancia y de mi propia cabeza. El individualismo YOÍSTA programado es el gran productor de las lacras sociales como la droga, la alienación tecnológica, la indiferencia, la soledad, y las angustias de autodestrucción. El de mentalidad YOISTA, solo esta metido en sus problemas personales, IGNORA Y DESCONOCE TODO lo que condiciona su existencia como individuo. Eso explica porque a lo largo de su existencia fragmentada termina NO ENTENDIENDO NI CONECTANDO NADA de lo que le pasa con su pareja, con sus hijos, con su familia, o con su entorno social. La psicología YOÍSTA conforma la base productora esencial de todas las ENFERMEDADES DE ORIGEN PSICOSOMÁTICO (como el cáncer y las enfermedades cardiovasculares) que hoy matan en masa a la población humana. El que NO ENTIENDE lo que pasa en su cabeza en interacción con el sistema y con el mundo, deja de entender. Y se convierte en un buscador de PLACER INDIVIDUAL como autoafirmación. El YOISTA IGNORA SU PROPIA NATURALEZA, su lugar y su rol en el mundo globalizado, se angustia, se estresa, y no puede elaborar mentalmente su cuadro de situación. No puede salir de si mismo, de su mundo YOISTA, y de su indiferencia y desconocimiento del SISTEMA DE PODER MUNDIAL que condiciona su existencia. El YO de la manada, de las multitudes masificadas, manipuladas, consumistas, idiotizadas, con la cabeza fragmentada, y MANEJADAS A CONTROL REMOTO por el poder económico y sus aparatos mediáticos, tecnología informática y publicitarios. Son el blanco privilegiado de la manipulación para controlar, deformar y lavar cerebro colectivo. Las víctimas prioritarias de las estrategias del poder para direccionar conducta colectiva hacia sus intereses económicos, políticos y socio culturales. Y al final termina como manada sumisa y creyente de gurúes y psicólogos que pregonan el principio de la FELICIDAD PERSONAL por encima de la comprensión totalizada de la realidad que es el de servir a los demás "amor".
Pero el mal que el amor propio ha producido es más siniestro que todo eso. La actitud del amor propio ha producido una generación de adolescentes obsesionados con su propia importancia. Esta actitud ha generado un alto grado de comportamiento violento y agresivo en los jóvenes de hoy. Estudiantes de secundaria golpean a sus compañeros y luego buscan atención por su violencia mediante la publicación de videos de las golpizas en YouTube. Muchos viven preocupados con fantasías de éxito y popularidad y poder ilimitado, en lugar de ser obedientes, responsables y entregados. Según el apóstol Pablo, será el elemento más demostrativo de la cultura de los últimos días – personas serán amadores de sí mismos (philautos). Más que cualquier otra cosa, esta es la razón porque estamos viendo una declinación mayor en el bien y una aumentación drástica de la maldad. Personas están comportándose egoístamente. Están poniendo sus propios intereses delante de las necesidades y cuidados de otros. Cada quien busca lo suyo propio. El amor propio es el pozo negro de donde escurre toda otra perversión del corazón humano, porque últimamente todo el mundo y todo lo demás se convierte en cosa innecesaria y reemplazable en la búsqueda de su insaciable lujuria.
Varias encuestas se han llevado a cabo que soportan el sentimiento que muchos tienen acerca de la crianza moderna, que hemos llegado a ser demasiado indulgentes, que alabamos a los niños demasiado, que tratamos a nuestros hijos casi como la realeza. Muchos padres modernos han inocentemente cometido el error de idealizar a sus hijos en lugar de verdaderamente amarlos. Aunque es bueno que no siempre esperemos obediencia ciega, pero creo que nos hemos desviado demasiado hacia la tendencia de obedecer a nuestros hijos en lugar de ellos obedecernos a nosotros. Y es esto lo que ha criado un comportamiento narcisista y destructivo en nuestra sociedad. Muchos culpan este fracaso a otras cosas, como demasiadas armas, y cosas semejantes, pero la realidad es que el mal verdadero es la condición ególatra, envanecida e orgullosa del corazón humano que se ha quedado sin las restricciones de las leyes morales de Dios. Cuando se relajan las restricciones morales sobre la naturaleza corrompida del ser humano, siempre buscara su propio nivel narcisista – ¡todo el tiempo! Esa actitud elimina la preocupación por el bienestar de las otras personas y chupa la vida de cualquier comunicación significativa. Ese fue el primer pecado del universo, cuando Adán y Eva se escogieron a sí mismos en lugar de a Dios, y encabeza la lista de pecados que Dios odia, “Abominación al SEÑOR es todo el que es altivo de corazón; ciertamente no quedará sin castigo.” (Proverbios 16:5; 6:16-17).
Estos son tiempos peligrosos, difícil para soportar, tiempos de gran ansiedad. La razón es porque el amor propio es la cualidad dominante en nuestra sociedad. Esto produce la actitud avara, egoísta y arrogante que se ve tan prevalente en nuestra sociedad hoy. El afecto verdadero se ha casi desaparecido y afecto innatural ahora prevalece. Vivimos en una edad temeraria y excesiva, ya sea la velocidad de viajar, o el desperdicio del dinero, o el descuidado de vidas humanas. Nuestra sociedad es una cultura auto-destructiva de muerte, y Satanás domina todo alrededor. ¡El pecado es el más estresante de todas las cosas! Y estamos rodeados de pecado. Un factor importante en enfrentarnos a estos tiempos de peligro está en enfrentar, y resistir y vencer, la propensión humana hacia ser “amadores de sí mismos” en una sociedad totalmente narcisista.
Conviene que hagamos una pausa en nuestro ritmo de vida y mirarnos por dentro, quizá nos demos cuenta de nuestra responsabilidad individual y colectiva para no caer irremediablemente en el precipicio. Sólo la escrita palabra inspirada de Dios ofrece una solución radical a este problema – porque sólo Dios promete una nueva creación y un nuevo nacimiento, que implica ser totalmente transformados. Se requiere una reorientación total de la mente y de la conducta que nos hace fundamentalmente centrados en Dios en lugar de ser centrados en sí mismos.
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