27 abril 2018

EL SUFRIMIENTO PARA QUE NOS SIRVE........

·                     Módulo II. Corazon evolución de la conciencia

Por: Carlos A Venegas M. Ps. 
Al hablar de sufrimiento es también hablar de nuestros miedos porque el uno conlleva al otro, pero también es hablar de nuestras debilidades por nuestras equivocaciones o instintos humanos corrompidos. Pero lo más sorprendente es que hay momentos de sufrimiento no porque lo hemos ocasionado sino llegan para superación  personal (crisis o pruebas),  o lo más increíble para cumplir un propósito en la esfera espiritual. 
El sufrimiento nos proporciona la virtud de la empatía. Porque solo el que padece compadece, y ello, es algo que nos hace sin duda mejores personas. Es aprendizaje vital, nos confiere; una gran sensibilidad a ser misericordioso, fortaleza emocional y saber esperar, como también desarrollar el  dominio propio tener control de nosotros mismos en cada situación que se nos presente, saber lo que hay que hacer y cómo hacerlo sin hacer daño o lastimar a los demás, resumiendo es saber amar porque es una virtud, es la persona que controla sus deseos y pasiones; es la capacidad que tiene un individuo de controlarse o de equilibrar sus acciones y emociones, ser dueño de sí mismo (Tit_1:8; Tit_2:2).. Se puede decir que el dominio propio es el resultado arduo y difícil de un ejercicio de la personalidad por medio del sufrimiento. En el contexto cristiano se reconoce o relaciona con La templanza y la sobriedad, por lo tal se dice que es un  fruto del Espíritu Santo en los creyentes (Gal_5:23). La Biblia nos habla como practicarla; 1Co 9:27 sino que trato con severidad mi cuerpo, y lo reduzco a servidumbre; no sea que, habiendo predicado a otros, yo mismo quede desaprobado. La práctica del dominio propio no se da de la noche a la mañana, y se logra con esfuerzo y dedicación, estando conscientes de que nos afecta a nosotros y a los demás, absteniéndonos de aquellos que nos gustaba y hasta nos daba placer, pero no nos conviene o NO es grato ante el Señor. Hay que abstenerse “de toda especie de mal” (1Te_5:22). Todo aquel que lucha, ejercita dominio sobre todas las cosas; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, (los que estamos en Cristo) incorruptible 1Co 9:25. Lo cierto es que el sufrimiento desarrollar el  dominio propio y el dominio propio controla el “monstruo interno” que tenemos. Una buena dosis de sufrimiento educa lo sentimientos y es que toda actividad del ser humano nace o se genera en la mente, y lamentablemente tenemos un enemigo dentro nosotros, que es innato en nosotros, que se camufla en nuestras creencias para hacernos decir o hacer cosas que no son correctas o actos de maldad en algunos casos. El dominio propio se basa en la paciencia, no todo, ni todas las veces saldrán todo bien pero ya no serás, ni se comportara igual, hasta entonces obtendrás el dominio de ti. Tener el control sobre nuestra mente nos permitirá lograr desarrollarnos como mejores seres humanos integralmente. Hago la observación de que sufrimiento no es lo mismo que dolor aunque una nos puede llevar a la otra son dos cosas muy diferentes, el dolor es una percepción de una sensación molesta y desagradable que limita la habilidad y la capacidad de las personas para realizar actividades cotidianas. También se considera como un sentimiento intenso de pena, tristeza o angustia que se padece en el ánimo. Actúa como una señal inicial de advertencia de que algo no funciona bien. Hay personas que les gusta padecer dolor, (sadismo es la obtención de placer al realizar actos de crueldad o dominio.) esta patología se conoce como trastorno mental y que no tiene nada que ver con el sufrimiento. Placer y dolor van de la mano en nuestra biología. Para empezar, porque toda fuente de dolor hace que el sistema nervioso central genere endorfinas que lo bloquean y actúan en el organismo de una forma similar a como lo hacen los opiáceos. Por ejemplo, en una sesión de ejercicio intenso, el hipocampo responde a las señales de dolor del cuerpo ordenando la producción de su propio narcótico. Las endorfinas que se liberan entonces no solo ayudan a bloquear el dolor, sino que estimulan las mismas regiones del cerebro que se activan con la pasión amorosa y la música.
Aunque la ciencia ha logrado grandes avances en conocer la manera cómo funciona el cerebro humano, está todavía muy lejos de cómo actúa el alma y sus misterios. El cuerpo y el espíritu se encuentran vinculados íntimamente gracias al cerebro humano pero en la Mente…. ¿quién tiene el control de nuestro ser incluyendo nuestra manera de pensar y de actuar? Partiendo de esta base y para no extendernos más sobre estos principios; lo primero que me inquieto fue que hay algo o alguien que nos empuja, nos domina para cometer actos de impiedad y a sumergirnos en los deseos bajos e inmorales que con el tiempo es necesario padecer el  sufrimiento para cambiar la manera de pensar, causa y efecto. Y es que al verlo desde la perspectiva de la psicología hay muchas discrepancias desde lo humanista a lo espiritual;  podemos definir el Sufrir como una  sensación motivada por cualquier condición que someta a un sistema nervioso al desgaste. Otra de las razones del sufrir proveniente de la psicológica moderna “que por cierto no tiene peso” la cual dice que el sufrimiento es la tendencia de la mente, sea por naturaleza o condicionamiento, a identificarse con aspectos negativos: Esta es la conocida costumbre de ver "el vaso medio vacío", y no "el vaso medio lleno" en cada situación. Según Albert Ellis, creador de la Terapia Racional Emotiva Comportamental, existe una tendencia humana al sabotaje, al dolor, a la crisis, a lo que denominó: la conducta neurótica y no el acto de sufrir. La conducta neurótica incluye formas de comportamiento autosaboteadoras que nos alejan, bloquean o impiden la vigencia de nuestros valores o el logro de nuestros objetivos, concepto que difiere con el sufrimiento que estimula a reafirmar valores y lograr obtener nuestros objetivos y metas. 
Para Renny Yagosesky, Orientador de la Conducta y Escritor, el sufrimiento desde su punto de vista y en el contexto actual del comportamiento humano, tiene su base en la persistencia de la idea materialista egoísta, y en la incapacidad de las personas para contrarrestar el bombardeo de estímulos nocivos o triviales del medio circundante, de cierta manera es cierto la incapacidad de controlar nuestros pensamientos. La idea de que lo material nos dará bienestar duradero y nos protegerá contra los cambios internos y externos es una falacia, aunque paradójicamente sobrevalorada, pese a que lo material es transitorio y en contra de nuestros apegos, los objetos del mundo se van, se degradan, se vencen, se dañan o mueren. El sufrimiento puede ser por causas físicas o emocionales (psicológicas) y siempre es consciente, no se puede hablar de sufrimiento inconsciente según el psicoanálisis como tampoco se puede hablar de sentimiento o sensaciones inconscientes. En este caso me inclinare más hacia lo emocional (psicológicas) sin dejar a un lado causas físicas que nos lleva al dolor. Usualmente el sufrimiento se asocia con el dolor y la infelicidad, pero no tienen por qué estar vinculados dado que cualquier condición puede ser sufrimiento y causar dolor si se es consciente del desgaste que se está teniendo. El sufrimiento cuando causa dolor obliga al individuo a adaptarse de alguna manera. También hay que tener en cuenta que razonar causa sufrimiento y puede llegar a causar dolor si la situación ha obligado a la mente a someter al cerebro a cambios que provoquen que las neuronas cambien sus esquemas sinápticos o establecer nuevas conexiones, por lo que hay un cambio biológico que permitirá al individuo resolver la situación y poner medios que le permitan adaptarse, para manejar el sufrir. En fin no acabaría de transcribir tantas hipótesis y teorías sobre el tema por ahora dejémoslo así; todo estos conceptos lo que hacen es  llevarnos a ver borroso el propósito del sufrimiento, miremos desde otra visión. 
El ser humano ha buscado las causas del sufrimiento desde la antigüedad y que lamentablemente se han dado mala interpretación a ligarlo a lo místico o religioso desconociendo el libre albedrío o dentro lo genético. Por ejemplo en el budismo, la razón del sufrimiento es una mera cuestión mental, según palabras del propio Buda, escritas en el texto budista Dhammapada, dice: "El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional" (cosa que no es cierta y que más adelante la explicare), de igual forma, "Todos los estados encuentran su origen en la mente. La mente es su fundamento y son creaciones de la mente. Si uno habla o actúa con un pensamiento impuro, entonces el sufrimiento le sigue de la misma manera que la rueda sigue la pezuña del buey." En realidad, el sufrimiento para el Buddha es la inadaptación de la mente a la realidad. Observamos que hay una mala interpretación al desconocer primeramente que el dolor y sufrimiento son dos cosas muy diferentes y al decir que es impermanentes, insustanciales se ignora la naturaleza humana contaminada con el pecado el viejo hombre (Col. 3:7-10). Para el budismo la experiencia del dolor es la clave de su propuesta religiosa. Si bien es cierto que no existe un budismo sino muy diferentes budismos, también es cierto que sí existe una referencia común que identifica a las diferentes corrientes entre sí. Y, en el centro de esa referencia común se encuentra el discurso del Buda en el parque de los ciervos, las llamadas ‘cuatro verdades’ ciertamente presenta un panorama, puede que lúcido, pero terrible. Por ello, la gran propuesta del budismo es superar el sufrimiento desde la raíz. Se puede preguntar por el lugar de Dios en todo ello, pero la única respuesta que encontraremos será la sonrisa suave del Buda. El budismo no entiende que sea necesario creer en un Dios creador y salvador para alcanzar el Nirvana, lo que no significa que niegue su existencia. Simplemente cree que discutir sobre si existe o no, sobre sus cualidades, sobre su nombre, no ayuda necesariamente a la salvación y a la liberación del sufrimiento. Y, como el Buda asume la cosmovisión hinduista, esta situación no sólo concierne en esta vida, sino que mantiene atrapados en infinitas existencias, en el samsara. Nuestra insatisfacción actual, nuestra infelicidad es eterna para esta creencia. Y nosotros tenemos la culpa. Y se podría afirmar, también, que el Budismo, ante el sufrimiento, sólo aporta una solución individual… La realidad existencial del dolor y el sufrimiento son el gran reto lanzado a la experiencia religiosa: propone ¿salvación? pero el dolor y el sufrimiento siguen existiendo. Por ello, todas las religiones, de formas muy diferentes, responden a la pregunta por el sufrimiento y proponen formas para integrarlo existencialmente. Para Hinduismo la existencia misma es, pues, necesariamente dolorosa. Vivir implica dolor y muerte (infinitas veces); permanecer en el ciclo del samsara es una condición dolorosa en sí, más allá del sueño, mejor o peor, en el que actualmente vivas. Según la creencia la salvación no puede ser sino escapar de esta eternidad de sufrimiento, fundir aquello que permanece en todas las reencarnaciones, el centro de mi ser (atman), con el Absoluto (Brahman), de manera que ya no exista condicionamiento, existencias, y, por tanto, sufrimiento, por supuesto que es un concepto que es irreal y de falta esperanza. En el concepto monoteísta se hace énfasis en el sufrimiento. Las tres vertientes se reconocen en la misma tradición y las tres se declaran, aunque de formas diversas, monoteístas y creyentes en un Dios personal. Esta característica les hace especialmente sensibles al tema del sufrimiento. Por ejemplo en el Islam su confesión de fe (sahada), confiesa que ‘sólo Dios es dios’. Nada está a la altura de Dios. Ninguna otra realidad puede siquiera ser reflejo real de Él. Así, el verdadero creyente es un ‘musulmán’, el que se ‘somete’ a la voluntad suprema de Dios. Por ello, toda teología islámica aborda el concepto del qadar, el ‘decreto eterno de Dios’  todo acontecimiento histórico y personal tiene, así, su raíz primera en Dios, incluido el sufrimiento. Nada sucede si no es su voluntad y, por tanto, es deber religioso acatar esta voluntad aunque incluya el sufrimiento. Lo triste es que se olvidan que existe un enemigo que controla este mundo sometiéndolo. El Corán afirma esa libertad y anima a evitar el mal y a hacer el bien. Lo que recuerda qadar, referido al sufrimiento, es que la única fuente de consuelo es Dios. Él es la única referencia y la única respuesta, aunque no sea racional ni lógica para nuestras mentes, y que el ‘musulmán’ tiene asegurada su salvación sin ningún intermediario que tanto los bienes como los males encuentran en Él, en su Misterio infinito, su relatividad... y su verdadero consuelo. Sólo Dios es dios. Lamentablemente se basan en lo místico o religioso, desconocen la maldad innata en el ser humano. En el Judaísmo más antiguo propone que el dolor, la enfermedad o la desgracia son castigos divinos causados por las transgresiones cometidas por el sufriente o por algún familiar. El sentido del sufrimiento es, pues, recordar al sufriente su condición pecadora y reincorporarle a la conducta adecuada  “El sufrimiento como expiación de una trasgresión”. La experiencia del sufrimiento como purificación del pecado es darle un valor al sacrificio obviamente se ve cuestionada por una realidad evidente: el sufrimiento del justo. El libro de Job es el gran ejemplo de ello: un justo sufre, sin pecado alguno. Por ello, la tradición judía, propone otro posible sentido al sufrir injustamente. El sufrimiento, sea causado por Dios o por el demonio o por el mismo ser humano, acrisola a la persona, le permite probar su fidelidad y concentrarse en lo central, la experiencia con Dios como una fuente de salvación. De esta manera el sufrimiento tiene sentido y valor, de manera que, como a Job, al final, salen las cuentas en el balance de Dios. 
El Cristianismo es diferente en este punto, el sacrificio de Cristo es un sacrificio único no hay (ni habrá jamás) un sacrificio que cumpla en su totalidad y con la misma tonalidad con los requisitos sacrificiales como el sacrificio único y perfecto de Cristo. Y es único en el sentido de que la gran necesidad del sacrificio de Cristo se entiende entonces cuando sabemos que ése era el objetivo de Dios para su creación. El vino dispuesto a padecer la agonía de la muerte para que nosotros no tengamos que padecer la agonía de la condenación eterna. El resucito para que nosotros también resucitáramos y vivamos eternamente. Pero, más allá de las lecturas teológicas, para muchos cristianos la figura de la cruz les enseña que el sufrimiento no sólo puede vivirse como prueba de fe en los planes divinos, sino que puede también convertirse en ofrenda por el bien de otros. Así, el sentido desolador del sufrimiento cobra una dimensión nueva y pasa del mundo estrictamente personal al del cuidado por el otro.  En conclusión el sufrimiento se hiende en lo más profundo de nuestra piel sin ser visto, es como un sedante hipnótico que controla el  “monstruo interno” que tenemos en el que se puede despertar con facilidad en la persona, pero que tarde o temprano logramos vencer el motivo de nuestro sufrimiento. Porque del sufrimiento surgen las almas más fuertes, con pieles más ásperas y curtidas ya por infinitas cicatrices invisibles. Es posible que a estas alturas de la vida la piel de tu alma tenga ya todo un mapa de cicatrices y heridas remendadas. Gracias a ello, has aprendido también que dolor y sufrimiento son dos cosas muy diferentes. El dolor es parte de la propia existencia y aparece cuando perdemos aquello que amamos. Por su parte, el sufrimiento viene por no aceptar lo que pasa, por resistirnos y desear que las cosas fueran de otro modo.
El miedo a sufrir es mucho nocivo que el propio sufrimiento, porque nos impide vivir, nos bloque la mente. Nos pone muros y barreras a nuestro derecho a amar y a ser amados, a equivocarnos y a aprender de los errores. Son sin duda detalles importantes que recordar. El miedo a sufrir llega como un invitado inesperado en una fría noche de invierno. No lo queremos ahí y decidimos huir de él, o lo más cruel esconderlo en  nuestra falsa apariencia,   enfundándonos en nuestra armadura oxidada……. y fingimos normalidad, dibujando apacibles sonrisas mientras el inquilino incómodo sigue ahí, arañando con sus frías manos nuestro maltrecho corazón. Resulta curioso, pero tal y como nos explica el biólogo molecular Estanislao Bachrach, a nuestro cerebro no le interesa que seas feliz. En absoluto, porque de hecho, lo único que quiere es que sobrevivas, de ahí, que entender las raíces de tu sufrimiento será sin duda un acto de responsabilidad personal si lo ignoras o lo tratas de evitarlo, es cuestión de supervivencia. En psicología se diferencia claramente entre sufrimientos reales e imaginarios, concepto que no está comprobado. Ambas dimensiones las ven como una carga emocional negativa que interfiere directamente en la calidad de vida, en el equilibrio emocional, desconociendo que nos proporciona la virtud de la empatía y el amor por los demás. Entonces podríamos interpretar que el sufrimiento tiene dos caras o facetas como una moneda, por causa de la maldad o para ser vencedores.  A continuación explicare el sufrimiento para que nos sirve. 

NUESTRO MONSTRUO NOS DOMINA….
Ratifico que el sufrimiento es como un sedante hipnótico que controla el  “monstruo interno” que tenemos, este personaje espiritual que deteriora el alma y controla la mente lo llaman de diferentes formas; la carne o la vieja naturaleza que genera el pecado o la maldad dependiendo en el contexto a que se refieran.  Este nos domina produciendo en nosotros malos deseos o pasiones bajas (obras de la carne); por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás humanos vendidos a la esclavitud del pecado. Se fortalece por medio de  la satisfacción de los deseos de la carne y de la mente del ser humano,  lo cierto es que este monstruo que tenemos genera maldad, pero hay una parte "incomprensible" en esta maldad que es de difícil explicación dentro del marco científico lo cierto es que es un espíritu, que se manifiesta en el inconsciente donde almacena maldad, (más adelante hablo de este). El mal nos empuja a ser violentos y perversos de eso no hay duda. En el contexto teológico la palabra “maldad” se tradujo del hebreo “avlá” que significa perversidad. No es fácil para una el psicólogo o psiquiatra, detectar el monstruo interno que  tengamos, el psicólogo clínico Mark Dangerfiel del Hospital de Día de Adolescentes de Badalona (Barcelona) de la Fundación, Marc Dangerfield, explicó que hay un tipo de personas que saben que están haciendo el mal y que sienten placer por ello, a los que se les puede definir como "perversos". También existe otra tipología que es la de aquellos que actúan con maldad como "vía de descarga o venganza". Se trata de personas muy dañadas mentalmente, que han vivido situaciones catastróficas, que no pueden pensar correctamente y evacuan su malestar a través de la violencia, aunque no son conscientes de que hacen daño. Por esos Dios nos dice que fuimos vendidos a la esclavitud del pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo. Porque no practico lo que quiero hacer, sino que lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero hacer, eso hago, estoy de acuerdo con la Ley, reconociendo que es buena. Así que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne “monstruo interno”  no habita nada bueno. Porque el querer está presente en mí (mente), pero el hacer el bien, no. Pues no hago el bien que deseo, sino el mal que no quiero, eso práctico. Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente en mi” El monstruo interior es un enemigo INTERIOR no EXTERIOR. Una de las consecuencias de la caída del hombre en pecado es que este se volvió carnalmente malo, engendro un ser espiritual muy poderosos un ser pecaminoso – Génesis 5:1,3 y 6:3) el monstruo interior que habita en cada uno de nosotros, en la Biblia se le llama carne al monstruo interior en un estado pecaminoso, la naturaleza humana contaminada con el pecado. Es el conjunto de todos instintos humanos corrompidos. Una inclinación heredada para lo malo, lo sucio y lo prohibido que domina el alma (mente, emociones y voluntad). Si ya te conoces a ti mismo, sabes que muchas veces te auto-justificas y buscas la auto-gratificación egoísta. Si eres hijo de Dios por medio de Jesucristo debes vivir para agradar a tu Padre y Señor y no a ti mismo.
Culturalmente se está imponiendo esta creencia aunque en el ámbito científico se ve como una especulación, no es tangible y aun no se ha demostrado científicamente, pero de un tiempo para acá se viene hablando desde el área mística y en la literatura ciencia ficción o ficción científica ha tomado auge , el monstruo interior que habita en cada uno de nosotros, obviamente se toma como algo especulativo, imaginario, pero que lo fundamentan en los campos de las ciencias físicas, naturales y sociales y por su puesto en lo espiritual, creando impacto en las nuevas generaciones,  lo cierto es que hay aportes de la ciencia ficción a la ciencia. Esta ha tomado en ocasiones elementos de la literatura de ciencia ficción para convertirlos en conceptos reales o hipótesis de trabajo de cara al futuro científico o tecnológico. Por ejemplo, Julio Verne en De la Tierra a la Luna (1865) describió cómo tres hombres son lanzados desde Florida hacia la Luna. De ese mismo punto partieron los astronautas del Apolo 11 cien años después. En The world set free (El mundo liberado, 1914), H.G. Wells predijo la energía nuclear y la utilización de la bomba atómica en una futura guerra con Alemania. Y en la novela Ralph 124C 41+ (1911), Hugo Gernsback describió detalladamente el radar antes de haber sido inventado. La ciencia ficción también ha especulado sobre la antimateria, los agujeros de gusano o la nanotecnología antes que la propia ciencia. Algunos conceptos han tenido una notable influencia, a pesar de no ser en la actualidad más que meras invenciones de la imaginación. Por ejemplo, la psicohistoria de Asimov ha influido levemente en la forma de ver la sociología desde un punto de vista matemático. Finalmente, y de modo sorprendente, algunas invenciones de la ciencia ficción han inspirado alguna de las líneas de investigación actual, como la comunicación instantánea (ansible, taquiones). Hay un adagio muy popular “cuando el rio suena, piedras lleva” veamos esta nota en la literatura ciencia ficción.  En el pasado agosto 2017, Comics Monstress, el monstruo dentro de todos nosotros,  se alzó con el premio Hugo a la mejor historia gráfica. La obra, que ya había tenido un buen puñado de nominaciones a los Eisner en 2016 y 2017, llevaba tiempo recibiendo elogios de todo tipo, tanto por sus planteamientos como por su realización. Pero Monstress no es solo un espejo invertido del patriarcado. Se trata de una sociedad matriarcal en la que los hombres son secundarios y, de hecho, apenas aparecen en la narración pero es sobre todo una reflexión sobre el monstruo interior que habita en cada uno de nosotros, el ser tenebroso que acecha dentro de todos nosotros. Como es el caso de las brujas del Cumaea, aunque no se manifiesten ningún demonio habitando sus cuerpos, son crueles y malvadas y estás dispuestas a cualquier cosa para conseguir más poder. 
La obra de Image Comics  Monstress, con astucia y mucha creatividad están imponiendo una forma de ver la vida para este siglo XXI; la guionista Marjorie Liu y la ilustradora Sana Takeda comenzaron a colaborar a partir de 2015 en elaborar esta serie Monstress  y que se está convirtiendo, para muchos, en uno de los cómics de ficción fantástica más atractivos del último año. Sin ir más lejos el primer volumen, El Despertar, que recopila los seis primeros tebeos (niños) de la saga (en la actualidad en Estados Unidos se acaba de publicar el número 13), ganó el Premio Hugo a la Mejor Historia Gráfica en 2017. Monstress sienta las bases de un mundo gigantesco que Marjorie Liu construye con una meticulosidad pasmosa un universo pseudo asiático, steampunk y matriarcal, la adolescente Maika Mediolobo lucha por comprender el origen del ente sobrenatural que lleva dentro. En un intento de comprender la conexión que posee con la monstruosa entidad que amenaza con poseerla, Maika trata de infiltrarse entre las cumaea, con las que su madre se relacionaba cuando ella era una niña. Pero las cosas se complican y con la ¿ayuda? del monstruoso ser que va despertando de su letargo, el trabajo artístico de Sana Takeda, que es de una categoría excelsa. Sin miedo a recargar sus páginas y sus viñetas (y las recarga muchísimo), Takeda mezcla la estética china con el Art Decó, el steampunk y detalles extraídos del Antiguo Egipto, su misticismo. Por si esta combinación no fuera lo suficientemente explosiva, Monstress está lleno de mujeres con marcadas personalidades que sería un deleite para campo de la psicología, diversas étnica y estéticamente; gatos que hablan, ángeles, dioses gigantescos que se ocultan entre las nubes y pequeñas y adorables criaturillas peludas que se abrazan constantemente su mimosa cola de zorro. Y, aun así, la violencia que contienen sus páginas es constante y explícita. Ello y la agilidad de la acción recuerdan frecuentemente al manga, y colocan a Monstress como un inteligente intento de conectar el ritmo narrativo del cómic americano con, al menos, parte de la estética de la historieta gráfica japonesa. Otra obra que está atrayendo las masas es el cómic The Power, (empoderamiento y distopía femeninos) la novela de Naomi Alderman pone de manifiesto la enfermiza mente de nuestra sociedad, donde dibuja un fin sin esperanza; hay un personaje en el que no se trata de una metáfora, sino que realmente hay algo que vive dentro de cada persona, pero su lucha por controlarlo y resistirse contrasta con todos los personajes que han dejado que su maldad interior prevalezca. El mensaje, en estas dos historias es claro, es que no somos buenos (justos) porque no tengamos maldad, sino porque nos esforzamos por mantenerla a raya el monstruo interior que cada uno tenemos. Lo peligroso es que se está mentalizando en esta generación la actitud del desamor “amadores de sí mismo” por medio de estas historias como también aceptar que nos domine este individuo. Por ejemplo la novela The Power  la recomiendan leerse en todos los colegios, allá por la adolescencia se visualiza su futuro, veo tatuajes de ojos y manos y rayos en los cuerpos de las adolescentes, incitando a imitarlos y sentirse seguros de pertenecer a una sociedad, ¿será una ideología nueva? No cabe duda que usan la misma estrategia de instrucción de “Harry Potter” basada sobre la amistad con entes espirituales, sobre el valor de las cosas superfluas, presunción de la mente  sobre auto superarse constantemente y superar los obstáculos que nos impone la vida, por medio de esa fuerza interior o más bien el monstruo interior que habita en cada uno de nosotros. Pero donde habita ese monstruo  donde tiene cabida…. 
La ciencia ha logrado grandes avances en conocer la manera cómo funciona el cerebro humano, llegando a conclusiones interesantes como  la división de nuestra mente en tres partes, parece ser la teoría más aceptada por estos días, por su forma de aplicarse en la vida real. El Consciente, Inconsciente y Subconsciente; son áreas espirituales que habitan en nuestra mente espiritual, esta  induce comportamientos emocionales sujetos a la línea de menor sufrimiento o a la de libido (amígdala cerebral). Por lo tanto, la naturaleza del cerebro y la prioridad de la mente, será encontrar una solución que aporte el mayor beneficio con el menor sufrimiento. Cada una de ellas tiene igual importancia en nuestro comportamiento y actitud día a día. El hecho de que se tomen en consideración las tres mentes o más bien estados espirituales; explica los deseos y comportamientos humanos en su máxima expresión. Por ejemplo el espíritu (mente) consciente, como la mente lógica o racional, la que usamos para saber cómo hacer lo que vamos a hacer. Es con la que le prestamos atención a los detalles y con la que llevamos a cabo nuestras acciones. Pero lo más curioso es que mientras más se desarrolla una habilidad conscientemente, más se vuelve esta subconsciente y hasta inconsciente. Los caminos neuronales que componen la mente consciente, por lo regular son fuertes y vienen programados…no sólo desde nuestros antepasados a través de la genética, sino también desde nuestra infancia, a través de nuestros aprendizajes.
El espíritu (mente) subconsciente por su parte, es la mente emocional, es aquella que se deja llevar por los gustos, los deseos y el corazón, creamos fuertes enlaces neuronales hacia ciertas cosas o personas. Cuando nos habituamos a estar con alguna persona nuestro subconsciente va fortaleciendo sus conexiones neuronales hacia ella. Es la encargada de obligarnos a llevar a cabo acciones que en ocasiones consideramos irracionales. Es la encargada en sí, de nuestros sentimientos, pues es la mente que nunca olvida. El Subconsciente tiene acceso a tus recuerdos, si quisieras 
conscientemente recordar todo lo que has hecho en tu vida, sería imposible, podemos recordar cosas tan abstractas como sentimientos. Normalmente para lograr persuadirnos lo hacen con nuestra parte subconsciente para crear la necesidad o el deseo en nosotros. Existen ciertas técnicas que permiten incluso modificar nuestra manera subconsciente de pensar. Esto último resulta bastante útil cuando queremos alinear nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Finalmente el espíritu (mente) inconsciente, es la más primitiva de todas, es aquella que almacena todas aquellas experiencias vividas por nuestra especie en sus millones de años de existencia. Debido a que sus funciones vienen determinadas por una genética increíblemente fuerte de muchos, pero muchos años de aprendizaje y error. Es una mente reactiva y cuyos patrones de acción están determinados por situaciones y vivencias milenarias. Este inconsciente es dinámico e influye constantemente el comportamiento y la experiencia, el no razona, y está a las órdenes de su consciente. Su comportamiento respondería a razones, de deseos no formulados de manera inteligible, sin que se tenga conciencia de estas elecciones. Así pues, los sentimientos que guían sus comportamientos obedecen a las motivaciones " obscures" de su inconsciente. Es la encargada de gestionar cuestiones fisiológicas tales como la respiración, el ejemplo más claro de todos. Fácilmente puedes controlar de manera consciente tu respiración y aumentar, disminuir o detener su ritmo en cualquier momento. Pero cuando no lo haces, y estás ocupado en muchas otras cosas, tu mente inconsciente toma el control y te permite seguir viviendo. El inconsciente, es la que por ejemplo te hace cerrar los ojos cuando detecta algún peligro potencial acercándose a tu rostro. O la que mueve tus brazos para protegerte la cara cuando alguien intenta golpearte. Es también la encargada de hacernos sentir placer y dolor. A pesar de que también es posible dominar esta mente, es la más compleja de todas. Ya que marca el patrón conductual de todo ser humano es intangible como su mente  y define la psiquis basándose en el desgaste emocional, que guarda relación con el desgaste energético. Aquí es donde se manifiesta, programa o activa el archivo del conocimiento de la maldad ese monstruo interior que habita en cada uno de nosotros.
En realidad, hay otra esfera donde debemos apuntar con especial cuidado y es la espiritual, aunque no lo crean. Hoy nuestra mayor lucha es contra nosotros mismos, contra nuestra naturaleza adánica, la cual arrastramos día a día, y a la cual debemos negarnos constantemente. Es preciso que nos despojemos de nosotros mismos, renunciando así a la impiedad y a los deseos mundanos “de nuestra carne” (Tito 2:12). Solo así obtendremos más y más de Cristo. Solo menospreciando nuestras vidas, seremos vencedores (Ap. 12:11). En verdad, nuestro principal enemigo somos nosotros mismos. Muchas veces nos dejamos engañar por nuestra supuesta “bondad”. ¡Cuidado! Cuando nosotros sabemos cómo y dónde se mueve este enemigo, cuando sabemos contra quien nos enfrentamos, entonces podemos conocer la manera de vencerlo, entonces podemos encontrar la forma de tener dominio sobre él, de tal forma que cada día neutralicemos sus ataques, desbaratemos sus artimañas y nos impongamos, y nos enseñoreemos sobre él, sobre el pecado, ¿con que?, con el poder que Dios por amor nos dio, por su Espíritu Santo, como dice el apóstol Pablo según el hombre interior que se deleita en la ley de Dios, por el tesoro que llevamos dentro de este vaso de barro, por el conocimiento que dice en 2 Corintios 3:16 Que el Espíritu de Dios mora en nosotros. Tenemos que aprender a vivir no por lo que podamos hacer sino por lo que Cristo hizo por nosotros, por la verdadera identidad, por el Espíritu de Dios que mora en nosotros, tenemos que aprender a vivir de acuerdo a lo que Dios dice que nosotros somos, siempre vendrán estos pensamientos impuros, pensamientos que nos avergüenzan algunas veces y nos quieren hacer sentir frustración, decepción o tristeza.
Medita en esto: El hombre perdió el amor propio y transmitió eso genéticamente a sus descendentes. Ahora, sin el control divino somos seres viciosos y descontrolados. Somos esclavos de pasiones y sentimientos de un corazón corrupto. Además, la carnalidad humana también provoca: Conflicto con la Voluntad de Dios (Gálatas 5:17, Romanos 8:7); es la fuente del pecado (Jeremias 17:9, Marcos 7:21-23); desvío constante de Dios (Jeremias 8:4-5); disgusto por el sacrificio y oración (Mateo 16:21-23 y –26:39-41); siempre quiere jalarnos a lo prohibido (Romanos 7:5-8, 14-25). El peligro de vivir en la carne que la llamo monstruo interior: (Gálatas 5:21; Romanos 8:6-8; 1 Corintios 15:50). Lo cierto es que el sufrimiento desarrollar el  dominio propio y el dominio propio controla el “monstruo interno” que tenemos. Y así es como adiestramos a nuestros monstruos. Los miramos, los conocemos y les decimos: “A pesar de que estás aquí voy a vivir mi vida como yo decida”. Es sorprendente el efecto del sufrimiento de resistir que produce sobre “el” al cabo del tiempo. Acaban siendo seres sumisos que ya no nos asustan, con los que no nos da miedo convivir. En el libro de Lucas 9:23 Jesús decía a todos; si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.

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