La declaración mentirosa de Satanás era contundente, perversa. Dijo: No moriréis; sino que sabe Dios Jehová que en el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal (Génesis 3:4-5). Satanás no solo desmintió a Dios Jehová, sino también insinuó que Dios Jehová estaba reteniendo algo bueno de Adán y Eva. Satanás le dijo que, al comer ese fruto, ella y su esposo serían como dioses. Eva tuvo que tomar una decisión. Dios Jehová había dicho, "Ciertamente moriréis". Satanás ahora decía: "No moriréis". Eva tuvo que escoger a quién creer: A Dios Jehová o a Satanás. Eva miró la fruta y pensó en lo que había dicho Satanás. Entonces decidió. Tomó la fruta y se la comió. ¡Eva optó por creer a Satanás! Pero eso no fue el fin del plan malvado de Satanás. Este ser infernal también tenía el propósito de hacer que Adán pecara. Satanás no habló directamente con Adán en lugar de eso, dependió de Eva para hacer que su marido desobedecieran a Dios Jehová. Eva le ofreció la fruta a su esposo e indudablemente ella le refirió lo que la serpiente le había dicho en cuanto al gran poder que recibirán al comer la fruta. Ahora, Adán tenía que tomar una decisión. Él sabía bien lo que Dios había dicho. Le había dicho claramente que el resultado de comer el fruto sería la muerte, y no el poder. Adán no fue engañado por lo que la serpiente dijo a Eva; él sabía que eso no era la verdad. Sin embargo, tomó la fruta y la comió. ¡Adán había pecado! Todos lo miramos en primera instancia como desobediencia pero fue más allá esta trasgresión nos heredaron el pecado a toda la humanidad, en libro de romanos 5:12 de las escrituras bíblicas dice; Por tanto, tal como el pecado entró en el mundo por un hombre, y la muerte por el pecado, así también la muerte se extendió a todos los hombres, porque todos pecaron.
La pregunta que nos hacemos es; ¿cómo heredó la humanidad el delito de esta primera pareja? La argumentación es que la placenta es considerada un órgano que se desarrolla durante el embarazo en el útero de la mujer. Está unida a la pared del útero y es una especie de estructura que brinda oxígeno y nutrientes al bebé y elimina residuos de la sangre. El cordón umbilical empieza a desarrollarse desde el primer mes de la concepción, surge de la placenta y está formado por tres conductos: dos arterias, encargadas de transportar la sangre del bebé a la placenta, y una vena, que conduce la sangre de la madre al bebé. La vena se encarga de llevar hasta el feto la sangre con nutrientes, alimento y oxígeno, transformados y depurados previamente por la placenta. Una vez que los alimentos son ingeridos ocurre el proceso de digestión, en el aparato digestivo, donde son masticados y mezclados con enzimas presentes en la saliva, en la boca, para pasar luego al estómago. En el estómago, los movimientos propios de este se encargan de mezclar los alimentos con los ácidos gástricos y enzimas provenientes del hígado y páncreas, con la finalidad de transformarlos en partículas más pequeñas (digestión). Una parte de los alimentos ya fraccionados se absorben en el mismo estómago, mientras que otras pasan al intestino delgado, para completar el proceso de absorción de nutrientes, que implica la incorporación de éstos a la sangre, en forma de moléculas de carbohidratos (glucosa), proteínas o aminoácidos y ácidos grasos (lípidos). La sangre también es el medio a través del cual el organismo incluyendo cerebro puede enfermarse o alterarse por medio consumo o ingesta de alimentos o de sustancias sea alcohol o psicoactivas transportando toxinas y elementos perjudiciales que afectan a las funciones del sistema nervioso central (SNC), es decir, al cerebro y la médula espinal. Una prueba o examen toxicológico tiende a examinar la sangre por ello existen diferentes tipos de pruebas de drogas para detectar a usuarios de drogas. Dependiendo el tipo de prueba, una muestra biológica (orina, sangre, saliva, sudor o cabello), es analizada para detectar la presencia de drogas en el metabolismo. Las drogas pueden llegar a ingerirse, también inhalarse, al igual que inyectarse o incluso absorberse por medio de la piel o de una membrana mucosa. El consumo de sustancias psicoactivas lleva consigo un sin fin de efectos físicos y Psicológicos, y éstos están basados en el tipo de sustancia que se consuma. Las drogas se clasifican en depresores, estimulantes, y alucinógenos. Por ello es importante tener cuidado con lo que se consuma para evitar estas situaciones que contamina la sangre. Cuando Dios Jehová les advirtió “Del fruto de los árboles del huerto podían comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocareis, para que no muráis (Génesis 3:2-3). ¿Que tenía eses fruto en especial para dar conocimiento del bien y el mal? Lo cierto es que ese fruto afectó su sangre y por medio de ella afectó a toda la humanidad.
Para que circule este fluido sanguíneo, para ello, se sirve de un conjunto de arterias estratégicamente dispuestas que se van a encargar de mantener al cerebro y al resto de órganos. El cerebro está constantemente activo (incluso cuando dormimos), de ahí que la vascularización o irrigación sanguínea sea un proceso tan importante para un órgano como este. El encéfalo al completo es decir todo lo que hay en el cráneo entre esos el cerebro es irrigado por cuatro grandes arterias, que emergen desde la arteria aorta y ascienden por el cuello hasta penetrar el cráneo. Recordemos que el encéfalo constituye, junto con la médula espinal y el sistema nervioso central la cabeza humana. La circulación de la sangre en el cerebro se produce a través de dos sistemas simétricos, a ambos lados del cuello: por la parte anterior, las arterias carótidas comunes; y por la parte posterior, las arterias vertebrales, que hacen gran parte de su recorrido dentro de las vértebras cervicales. Las arterias carótidas comunes se dividen en dos ramas, la carótida externa, que nutre principalmente estructuras extracraneales (lengua, faringe, cara, músculos cervicales, etc.) y la carótida interna, que penetra en el cráneo y aporta sangre a la mayor parte de la porción anterior del encéfalo, que llamamos cerebro. Las arterias vertebrales penetran en el cráneo y se unen formando un tronco común que conocemos como arteria basilar, que se encarga de irrigar el cerebelo y el tronco cerebral. Las arterias carótidas internas y la arteria basilar se dividen, a su vez, en ramas cada vez más pequeñas, y se distribuyen por toda la superficie cerebral. Podemos decir que el encéfalo que hace parte del sistema nervioso es como un cigüeñal de un motor de combustión que recoge y transmite irrigado por la sangre, este órgano controla todas las funciones de un ser humano. Es el centro de control del movimiento, del sueño, del hambre, de la sed y de casi todas las actividades vitales necesarias para la supervivencia. Todas las emociones humanas, como el amor, el odio, el miedo, la ira, la alegría y la tristeza, están controladas por el encéfalo. También se encarga de recibir e interpretar las innumerables señales que le llegan desde el organismo y el exterior. Donde los receptores sensoriales y efectores ejercer su función; el uno de recibir y transmitir la información del exterior al sistema nervioso, y los efectores se encargan de llevar a cabo la respuesta que han elaborado los centros nerviosos. Donde los órganos de los sentidos transmiten la información del exterior y los órganos efectores responden, puede ser secretora o motora. Los Receptores sensoriales y efectores hacen de reforzadores de la sangre para enviar información al cerebro que es un receptor de energías que capta estímulos por medio de la mente y que está cohabita en el espíritu y más aún la mente que es parte esencial del espíritu.
Aplicando la Teoría de reforzamiento para dar una explicación al funcionamiento de la conducta humana como respuesta a ciertos estímulos donde lo veríamos como reforzadores negativos, no consisten en administrar castigos o estímulos aversivos a la persona; sino todo lo contrario. La utilización de reforzadores negativos busca aumentar la tasa de respuesta de esta mediante la eliminación de aquellas consecuencias que esta considere negativas, donde prevalece las pasiones y deseos como fue en el caso de Adán y Eva. Me inclino a decir que el encéfalo es el órgano que hace funcionar todas las partes de la cabeza. El encéfalo, junto con el corazón, es uno de los dos órganos más importantes del cuerpo humano. Una pérdida de funcionalidad de alguno de estos dos órganos lleva a la muerte. Por otro lado, los daños en el encéfalo causan pérdidas de transacción neuroquímica, dificultando la expresión de rasgos del comportamiento necesitados de inteligencia, memoria y control del cuerpo. En la mayor parte de los casos, estos daños suelen deberse a inflamaciones, edemas, o impactos en la cabeza. Los accidentes cerebrovasculares producidos por el bloqueo de vasos sanguíneos del encéfalo son también una causa importante de muerte y daño cerebral. Algunos desórdenes del encéfalo son congénitos como también ejerce cierto dominio sobre la parte de la porción anterior del encéfalo, Todos ellos son consecuencia de lo que se consideraría una sangre "energéticamente pobre". La sangre enraíza la mente, es decir, la apacigua o la altera “La sangre es la que da vida al cuerpo”. Por tanto, se entiende que el bebé hereda el tipo de sangre y el factor Rh, como también la carga espiritual de sus padres, En el caso de nuestros primeros padres de donde descendemos toda la humanidad su sangre afectó a todos con el pecado, dando origen a la maldad y por medio de la mente consumamos todo acto que transgrede la voluntad de nuestro Creador. Lo primero que notaron Adán y Eva después de haber pecado fue que estaban desnudos es decir se manifestó todo pensamiento impuro; tenemos una tendencia a mantener una coherencia entre nuestros pensamientos y acciones; cuando por alguna razón esta coherencia se rompe, experimentamos un estado de Disonancia Cognitiva. “Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”. La consecuencia de la trasgresión fue fulminante, pues al punto que los primeros padres sintieron el aguijón de la carne, el desequilibrio pasional, la lucha de la carne contra el espíritu, el desorden libidinoso, y por ello se avergonzaron de estar desnudos se imaginaron en actos de perversión, (v.7). En el v.25 del capítulo anterior se dice que ambos, a pesar de estar desnudos, no se avergonzaban. Es un modo plástico de decir que sentían un perfecto equilibrio entre su razón y sus pasiones, sin que tuvieran noción de un desorden sexual que les pudiera turbar y avergonzar. De este desequilibrio sexual que siguió al pecado se ha querido deducir que el pecado de los primeros padres fue de índole sexual, de tal forma que antes de la primera caída no habrían hecho uso de la cópula conyugal. Esta interpretación está en contra del contexto, ya que la mujer fue creada como complemento del varón, para formar «una sola carne» y traer hijos (Gen 2,24). Un Dios Jehová justo no podía pasar por alto el pecado de ellos. No podía simular que nada había sucedido. Dios Jehová les dijo que se acercaran. Entonces pronunció Su sentencia sobre ellos y su descendencia. La sugestión ha sido realmente diabólica y consiguió su efecto, pues la mujer al punto se sintió atraída hacia el fruto de aquel árbol misterioso, al que ahora considera como clave de su felicidad: vio que el árbol era bueno para ser comido, hermoso a la vista y deseable para alcanzar la sabiduría (v.7). De un trazo, el hagiógrafo hace intervenir la gula, la vanidad y el orgullo intelectual. Otro rasgo magistral de observación psicológica que retrata las profundidades del ser humano.
La observación de la serpiente es sumamente psicológica. El fruto prohibido no traerá solamente la muerte física y espiritual, sino la ciencia superior del mal». El fruto de aquel árbol misterioso dentro de mis investigaciones en sustancias psicoactivas es la Mandrágora, (donde tengo un trabajo de varios años de investigación de la mandrágora) en mi teoría constituida por un conjunto de hipótesis comprobadas, en el campo de aplicación en base de observaciones o experimentos fijada en una descripción científica sobre sustancias psicoactivas. La planta crece en las áreas áridas del Mediterráneo y Medio Oriente, donde ha sido usado su fruto como alucinógeno, analgésico, afrodisíaco y droga para la fertilidad durante miles de años, se usaba en los cultos de los sacerdotes egipcios para tener contacto con sus dioses. Muy similar en su aplicación a lo que conocemos como escopolamina de la extracción de la planta henbane líquido alcaloide. "Si uno la consume, alucina, se marea y el ritmo cardíaco se acelera; además podría alterarse la visión y la cognición. Si la dosis es suficientemente alta, puede matarte", señala Michael Heinrich del School of Pharmacy de UCL. "En Europa se cultiva como la mandrágora el beleño negro o hierba loca y la belladona, estas solanáceas en Europa son peligrosas: no se pueden tocar o comer". Le pregunto respetado lector que similitud encuentra en esta planta y lo que Dios Jehová le advirtió Adán; Eva contestó: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios Jehová: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis (Génesis 3:2-3). En los próximos días editare un resumen de este fruto Mandrágora sustancias psicoactivas que lo menciona la Biblia en el tema de sustancias psicoactivas. La mandrágora tiene mucha historia, e incluso los antiguos decían que esta planta tenía cualidades casi mágicas, y que era capaz de potenciar el deseo sexual. Esta explicación aparece también en la biblia Gn. 30:14-16. Pues el fruto prohibido tendrá una virtualidad inesperada: les abrirá los ojos y llegarán a ser conocedores del bien y del mal (v.5). Si queremos entrar dentro de la psicología de la tentación, empecemos por notar que los primeros padres, en virtud de la justicia original, gozaban de perfecto orden y paz en su interior, estando muy lejos de ellos la lucha que tan vivamente nos pinta Pablo en su Epístola a los Romanos (Rom 7,13s). Según esto, la voluntad y la razón vivían sometidas voluntariamente a Dios, y las pasiones a la razón y a la voluntad, de donde resultaba la paz interior. El primer pecado, pues, no pudo ser un pecado pasional, de gula o sensualidad, sino que tuvo que ser primeramente un pecado del espíritu, que se insubordina contra Dios Jehová, dando luego lugar a la insubordinación de las pasiones. El texto bíblico responde bien a esta explicación: cuando la serpiente propone a Eva el resultado de comer el fruto prohibido («seréis como dioses, conocedores del bien y del mal»), ella se siente halagada en esta promesa y solidaria con su “tentador”, y no considera que eso va contra su dependencia de Dios, traspasando el mandamiento de su Hacedor. El principio del pecado no está en el apetito desordenado de la fruta prohibida, sino en el deseo de esa semejanza divina, mediante la posesión de la «ciencia del bien y del mal». Pero Dios tenía un plan. Un día Él mandaría a Su Hijo unigénito al mundo para morir por los pecados del hombre. Sin derramamiento de sangre no se hace remisión (perdón del pecado) (Hebreos 9:22).Por Su muerte en la cruz, el Señor Jesucristo haría posible que el hombre fuera perdonado de su pecado y que volviera a tener comunión con Dios Jehová, pero las consecuencias quedan en nuestra herencia en esa sangre que contiene maldición “pecado” hasta que la muerte nos separe de esa impronta es una lucha fratricida del yo por detener el conocimiento de la maldad. Pero Jesús ya nos dio la victoria “y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna. Por lo tanto mantenernos firmes porque, 17Y si invocáis como Padre a aquel que imparcialmente juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor durante el tiempo de vuestra peregrinación; 18 sabiendo que no fuisteis redimidos de vuestra vana manera de vivir heredada de vuestros padres con cosas perecederas como oro o plata, 19 sino con sangre preciosa, como de un cordero sin tacha y sin mancha, la sangre de Cristo.… 1 Pedro 1:18, ¡Debemos tener cuidado con lo que consumimos o lo que hacemos para no contaminar más nuestra sangre! Por lo tanto nuestros genes tienen efecto en cada uno de los aspectos de nuestra vida como son “el ambiente, sus creencias, la alimentación, la cultura, el tabaco, el alcohol o las drogas, la vida interior, y la espiritualidad.
Finalizo en que recientes estudios han constatado que la relación entre el cerebro y la sangre va mucho más allá de la proporcionar los nutrientes que son suministrados por la comida, ya que transportaría también una valiosa información que influiría en los procesos cerebrales. Como consecuencia, se abren nuevas vías de investigación para estudiar cómo pueden influir en ciertas enfermedades como en el estilo de vida emocional y espiritual.
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